Desde hace varios años el impulso de la fiesta de Halloween acabó con el rosario de antorchas de San José. Fue en 2014 cuando la venerada imagen de San José se cruzó en el camino con un monstruo arrastrado en ruedas por la calle. La imagen lo decía todo. Por un lado, rezo, seriedad y recogimiento. Por otro, risas, maldad, el carnaval de octubre y el mal gusto.
El resultado, la hermandad de San José acabó con la celebración del rosario de antorchas. O mejor dicho, Halloween acabó con el rosario en el día que sólo era la víspera de Todos los Santos hasta que la moda americana llegó para negocio de muchos. La avaricia y el dinero ganaron la partida.
Cierto es que desde años antes a la eclosión de Halloween como fiesta impulsada por el Ayuntamiento, en el itinerario del rosario de antorchas, aparecía de forma esporádica una monja con ojos ensangrentados por las calles del barrio de la iglesia Mayor, cuando éste albergaba los pubs y bares de copas, que fueron junto con las academias de inglés las primeras impulsoras.
Estando de acuerdo en que el momento no es el más propicio para el culto externo, contrasta la larga noche con la espléndida y luminosa mañana de la fiesta de Todos los Santos.
Bien estaría que el rosario de antorchas de San José pasara a celebrarse en la aurora del 1 de noviembre, haciendo presente la oración en las calles tras la lúgubre noche.
Aún recuerdo las palabras del hoy administrador parroquial de la iglesia Mayor, el Padre Luis González Rodríguez, cuando narró su experiencia de Halloween en Estados Unidos. Algo para volver a escuchar.
Por eso no estaría nada mal que San José recuperara el 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, su rezo por las calles y que bien la Esclavitud o el Consejo de Hermandades invite al Padre Luis a dar a conocer la realidad de Halloween.
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