Mucho revuelo hay en torno al precio y exigencias a las casetas y razón no falta. Ya exponía la pasada semana dónde estaba el origen de los problemas, pero no quiero pasar por destacar los existentes, sino buscar vías de solución que contenten a todas las partes.
Cada año los caseteros pagan un alto alquiler de montaje. Algo que se podría eliminar si ese dinero fuera aplicado en la adquisición de la caseta. Hace años las hermandades ya eran propietarias de casetas, pero el montaje único provocó su desaparición. Ahora es el momento de valorar si se pueden comprar esas estructuras. El momento de ver si la compra la debe o puede hacer el casetero o si puede o debe el Ayuntamiento.
La posibilidad de que un taller de empleo fabrique la construcción de las distintas casetas del recinto ferial en estructuras de aluminio o bien que se dejen fijas durante el año. Ya hay otras poblaciones de Andalucía que así lo tienen. Basta recordar que la estructura de la Carrera Oficial es propiedad del Ayuntamiento y que éste sólo adjudica el montaje todos los años. De esta forma, no hay posibilidad de sorpresa en cuanto al precio de cada año.
El caso es que las hermandades tienen en la feria un punto de encuentro con sus hermanos, pero lógicamente sale caro y no compensa si la caseta no da frutos para continuar con su labor social.
Lo que más me preocupa es la falta de ideas, de renovación de dar un paso adelante y cambiar las cosas cuyo periodo se ve que llega a su final. La Feria ha venido tocando fondo con tantas exigencias a los caseteros que ha puesto sobre la mesa si merece la pena montar o no.
Es verdad que el descontento va aparejado a las exigencias y a los efectos de la crisis económica, pero hay que hacer algo más y valorar cuanto cuesta la Feria y que parte paga cada uno de los que disfrutan de la gente del Ferial.
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