Cuando el Corpus pasó de celebrarse del jueves al domingo, San Fernando perdió. Perdió la víspera con ambiente en las calles, preparando alfombras en la calle Las Cortes o en General Valdés. Este sábado, se comprobó como a poco de esfuerzo e ilusión. A poco de un motor, el Corpus renace y me refiero al Corpus Chiquito.
Está claro que la gente necesita ilusión y que ésta debe ser motivada. Da gusto cómo una hermandad reparte y motiva. Cómo los vecinos responden y cómo a poco que se recupere un itinerario la gente se vuelca.
Ocurre todo lo contrario al Corpus Christi grande, que un buen amigo mío llamó también Corpus Chiquito, por aquello del chico itinerario. Tanto, que el Corpus Chiquito de Misericordia recorrió más calles que el Corpus grande.
Claro que con intención o sin ella, nos quisieron vender que el Corpus del pasado domingo fue el de más público en la calle. Y es verdad que las calles estaban llena. Tanto como un litro de agua en una botella de litro o ver ese litro echado en un lavabo. En uno lleno, y en con poca agua. Lo mismo que un itinerario corto lleno de gente y uno más largo que se ve con algo menos. No hay más.
Se ve que aparte de los cofrades, están los párrocos. Sólo recordar cómo en el Corpus de San Francisco todas las hermandades ponían altar. Lo que no hacían en el Corpus grande. O cómo se pudo ver más altares en el Corpus Chiquito de Misericordia o tres altares en la procesión eucarística de Afligidos. Los mismos que para el Corpus grande. Sólo ver cómo San José exorna su itinerario desde días antes y en el Corpus grande nos conformamos con que el Ayuntamiento ponga las colgaduras. Sólo ver que la Comisión Pro Corpus ha trabajado en la programación, pero las sacramentales brillan por su ausencia.
Y si de Corpus van los días, me gusta la sencillez de una procesión eucarística con el Santísimo bajo palio, como hace la parroquia del Santo Cristo. La música la ponen los fieles con sus cantos y rezos. Todo es cuestión de motivos.
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