Desde mi palco

Cábalas para pregonero y cartelista

Se presupone que esta próxima semana puede darse a conocer el pregonero de la Semana Santa 2015, al autor del cartel y la imagen que presidirá el vía crucis.

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  • Desde mi palco. -

Aunque el Consejo de Hermandades no informa de su calendario de sesiones ni programación a corto, medio o largo plazo a los medios de comunicación, se presupone que esta próxima semana se darán a conocer al pregonero, al autor del cartel y a la imagen que presidirá el vía-crucis.

Se presupone, porque el Consejo es poco proclive a cambios y mientras en Cádiz hace ya semanas que se nombró en una sesión al pregonero y en otra al autor del cartel, en San Fernando todavía está pendiente de la decisión.

No obstante, si hay años con sorpresa en los nombramientos, también los hay en los que no. Desde hace semanas muchos cofrades debaten acerca de quiénes pueden ser los elegidos.

En esas quinielas está claro que hay pregonero y autor del cartel. Y lo hay no porque no haya más donde elegir, sino porque la actuación del Consejo de Hermandades así lo dice a lo largo de los últimos años.

A nadie extrañaría que el pregonero de la Semana Santa 2015 sea el cofrade de la hermandad de la Misericordia, Juan Carlos Collantes Faz; ni que el autor del cartel de la Semana Santa 2015, sea José Alberto Ortiz Benítez. Y digo que a nadie extrañaría, porque son los perfiles que entran dentro de las decisiones del Consejo en los últimos tiempos.

Y es cierto que se mira eso de elegir al pregonero, aunque puestos a decir verdad y tras ver cómo un director espiritual ha impedido que un pregonero nombrado por una junta de gobierno dé el pregón, habría que preguntarse si el Consejo de Hermandades actúa conforme a lo que requiere la Iglesia.

De momento, en la Iglesia no vale eso del ‘políticamente correcto’, porque no se hace política, se sigue una forma de vida y se da testimonio. Lo que resulta curioso es ver como en San Fernando hay curas que niegan la comunión a personas por estar divorciadas, o conviviendo con otras personas de forma irregular para la Iglesia, mientras en las reuniones del Consejo no se cuiden esos aspectos.

Aunque claro, la culpa de esto no es del presidente, ni de la comisión Permanente del Consejo, sino de la falta de un director espiritual que exija el testimonio y ejemplo que demandan en las misas en el día a día de la vida cristiana. La suerte está echada.

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