No dices mi nombre

Las mujeres de la coalición de izquierdas reprochan a sus líderes que no hayan sido sensibles a la formalización del lenguaje de género.

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Unidos Podemos, es el nombre de la coalición de izquierdas recientemente creada para las elecciones de 26 de junio. Las mujeres de esas formaciones políticas reprochan a sus líderes que no hayan sido sensibles a la formalización del lenguaje de género, y a una mínima transversalidad del documento. Con independencia de que el nombre no refleja la posición ideológica de las siglas comprometidas, estando ausente la palabra “izquierda”, tan identificativa de esas dos formaciones políticas, la ausencia del lenguaje de género y de la transversalidad, exige una reflexión acerca de las expectativas que despiertan las formaciones políticas emergentes en relación con la igualdad de género.

Ya vimos en otro momento como la nueva y quizás moderna formación política definida como constitucionalista, llevaba en su programa electoral la modificación del código penal, para la abolición de una delito específico de género, sobre la consideración de que tanto vale la vida de un hombre como la de una mujer. Se asomaban así a un problema, el de la violencia contra las mujeres, sin contar siquiera con la diferencia del número de víctimas, y la posición de poder que el patriarcado permite al hombre sobre la mujer en la estructura social.

Ahora esta nueva fuerza política emergente de izquierdas, junto a la coalición de Izquierda Unida, en la que muchísimas mujeres desgastaron sus fuerzas para luchar por el feminismo y la igualdad, formaliza un documento que no nos nombra.

Sin embargo, el lenguaje es elemento de la comunicación que diferencia a la Humanidad del resto de los seres vivos. No existimos como personas sin el lenguaje, y el masculino genérico no es más que una manifestación del abuso de poder que históricamente han detentado los hombres sobre las mujeres. La Ley Orgánica de la igualdad entre mujeres y hombres de 2007, así lo reconoció, obligando a las Administraciones a la igualdad del lenguaje de género, sin que hasta el momento, casi diez años después, parece haber mucha voluntad de llevarlo a cabo.

Decid nuestros nombres, nombrarnos para que existamos.

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