El lenguaje de los políticos

El divorcio entre el lenguaje de los políticos y el lenguaje de la calle crea la sensación de que nos engañan siempre.

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Cuando el periodista le pregunta a Rajoy en un programa de televisión, cuántos casos de corrupción son necesarios para que la corrupción sea sistémica, el presidente del Gobierno en funciones le contesta que muchos más. El periodista insiste en que las tres diputaciones provinciales de la Comunidad Autónoma valenciana tienen encausados a sus presidentes, y Rajoy le contesta que hay otras muchas en las que no lo están. En otros momentos de la entrevista Évole le pregunta acera de la corrupción de manera directa, y Rajoy contesta que hay que dejar hacer a los tribunales.

El Gobierno de la Nación aprobó una ley de la transparencia para que los ciudadanos estuvieran en todo momento informados de las acciones de gobierno. Pero durante todo el período de ese Gobierno, su presidente no permitió preguntas en las escasas ruedas de prensa que ofreció frente a la opinión pública. ¿Para que sirven las leyes?  Los políticos desgastan el lenguaje.

La ley por la que se recortaron un buen grupo de derechos sociales y prestaciones por desempleo, se llamó “de mejora de la ocupabilidad”. ¿A que se llama mejora de la ocupabilidad, a no tener empleo ni prestaciones por desempleo?

Cada vez entendemos menos lo que pasa en política. Todos dicen que lo que les importa es la vida de los ciudadanos, pero lo que se ve sin embargo, es que cada partido opta por lo que más favorece a sus intereses estratégicos. De este modo, vuelven a la política dos lenguajes, el oficial y el real, que en su día un presidente de Gobierno útil, supo indiferenciar. No se trata de seguir mintiendo, si se quiere de verdad que algo cambie, algo debe cambiar la clase política, no estaría nada mal que empezaran a decir la verdad.

Ese divorcio entre el lenguaje de los políticos y el lenguaje de la calle, crea la sensación de que nos engañan siempre. Cuándo dicen trabajar para España en realidad lo hacen para ellos mismos, y cuándo dicen preocuparse por nosotros, solo se preocupan de que los votemos. Votar ¿A quién? A una izquierda dividida y personalista, o a una derecha insolidaria y corrupta.

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