La salvación deportiva del Recreativo ha sido la gran celebración de este año. ¡Al fin! Suspiramos tranquilos y casi sin calmar nuestros nervios la megafonía indicaba que habíamos presenciado el último partido de Jesús Vázquez en el Nuevo Colombino. Le aplaudimos, entre la histeria deportiva y la pena por un jugador querido que no veremos más competir con la elástica albiazul. Desgastamos nuestras manos, el aliento y a saber qué más. Fue un día poco propicio para los enfermos de corazón, pero una noche en la que algunos durmieron tranquilos y otros no pudieron hacerlo gracias a la ilusión.
Si nos pedían remar, hemos remado. Afición, jugadores, técnico y consejeros. Hemos tomado uno a uno el remo de esta nave y hemos apretado con fuerzas. Pero desde el interior de este barco la perspectiva sólo está a manos del Almirante, que es quien gira el timón llevándonos a un rumbo que nosotros desconocemos.
Hay desconcierto, aunque la victoria deportiva ha sido amnésica y bien recibida. El partido ante el Cartagena es un trámite que nos importa bien poco, si se gana bien, si no… pues nada. Pero a pesar de todo, ¿seguirá el Decano compitiendo en 2ªB? Las etapas a quemar son pagar a jugadores, a exjugadores y técnicos, a empleados -cuya fecha límite es el 31 de este mes-, a la Real Federación Española y a la Federación Andaluza, a Hacienda para desbloquear cuentas y aun así tener algo en la hucha para hacer un equipo nuevo que ahora mismo sólo mantiene a un puñado de jugadores con contrato en vigor. Mucha tela, y menos de un pentecostés de tiempo para lograrlo. Tiempo extremo y es que, tras aquel maravilloso 6 de octubre se han hecho cosas muy bien desde el Consejo, pero a nivel de saldar deudas relevantes seguimos igual.
Se habla de intereses anónimos, se habla de que el Ayuntamiento querría buscar una fórmula para pagar como sea y mantenerse un año más como propietario hasta estabilizar el club. Se habla de un total al contado de unos nueve millones de euros. De familias con veinte meses sin cobrar. Se habla y se hablarán muchas cosas. Este final está siendo más larga que una elipsis entre temporadas de Juego de Tronos, y la trama política y de poder, de enigmas, de fe, de nervios y de la sencillez de respuestas que no existen siguen poniéndonos en jaque.
Pero aun así es un tiempo. Leer, escuchar, pensar demasiado. Pero para la primera quincena de junio debe haber algo tangible, si no, este sudor remando entre todos no habrá servido para nada. Supongo que sí servirá, pero estamos expectantes a todo lo que debe acontecer. El epílogo está cerca.
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