Desde la red

El clavo ardiendo

La situación del equipo es la que es y no hay nadie indispensable, por desgracia para mí como aficionado

Publicidad AiPublicidad Ai

Hay que decir que desde antes de Navidades hasta esta semana, el pesimismo había inundado al Recreativista. Es lógico, yo mismo, que soy una persona optimista, observaba con extrema dificultad y desilusión el futuro del Decano a cortísimo plazo. No ha cambiado nada, de hecho, deportivamente la vida sigue igual, como reyes absolutos de empates que no nos conducen a nada y tirando más que nunca de chavales de Huelva. Sólo Cantero, De Vicente y Núñez no han nacido en la provincia. Y ojo, que jugamos ante el Marbella y el equipo se consolidó de una forma buena en el primer tiempo, muy parecido al Trofeo Colombino: arropados atrás y a buscar alguna que se pueda tener. Pero aun así es muy difícil todo y parece que más pronto que tarde se darán algunas salidas entre jugadores. A mí me preocupa por profundidad de plantilla, pero no por nombres. La situación del equipo es la que es y no hay nadie indispensable, por desgracia para mí como aficionado. El que se quede, tiene que querer rendir en condiciones complicadas y dando el trescientos por ciento cada partido. Así estamos.

Pero además de lo deportivo, los empleados siguen en huelga, no ha llegado el acuerdo con Hacienda y todo parece seguir una línea continuista hacia el vacío. Pero incluso así, no me preguntéis por qué, me encuentro más seguro de la situación que hace una semana. Quizás me he dejado atormentar todo lo posible en estos días y ya no he dejado lugar en mí para el pesimismo. Una locura, pero es eso lo que vive el Recre, una auténtica locura. Expulso mi cordura con una patada y la sustituyo por una confianza en un grupo de gente que está desgarrándose cada día la piel por llevar esto adelante.

Creo que la junta de accionistas de esta semana es importante, o debería de serlo. El hecho de poder abrir el libro de registro abre un nuevo abanico de posibilidades que sigue centrándose ahora mismo en una sola cosa: el acuerdo con Hacienda. Sigue ahí la jugada y de ella dependemos en parte mientras se apagan otros fuegos a diario. Quizás he quedado prendado de una seguridad y sinceridad que echaba en falta en el nuevo fichaje institucional, Carlos Hita. El cordobés habla claro y asume el timón de esta patera agujereada con el apoyo del Ayuntamiento, cuando ambos sean confirmados dentro del club en una próxima junta extraordinaria. ¿Me agarro a un clavo ardiendo? Sí, pero… ¿qué remedio?

Por otra parte, en lo que a mal gusto se refiere, la pataleta infinita y sus intentos de salvar el pellejo o de autodestruirse merecen esta breve mención. Pablo Comas está desesperado. Eso es positivo.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN