Habían transcurrido exactamente 24 horas. Las del día que separaba la foto entre un aliviado Juan Espadas y un pensativo Beltrán Pérez, del pleno en el que se aprobaron los presupuestos. Fue ése el tiempo exacto que tardó el PP en cerrar una partida y en dar inicio, sin más dilación, a otra mucho más ambiciosa: la batalla preelectoral.
Efectivamente, en aquella foto del lunes, y al contrario que un casi eufórico Espadas, Pérez posó con sonrisa contenida. Probablemente porque ya barruntaba la que de inmediato pasaba a ser su estrategia a seguir, y la que a buen seguro seguirá en el año largo que resta le resta de mandato a Espadas: la de pasarle convenientemente la factura de su salvadora abstención.
En cierto sector del Gobierno municipal impera el convencimiento de con que el acuerdo extrapresupuestario que los populares le arrancaron a Espadas, si bien ha servido para sacar adelante las cuentas para este 2018, “al alcalde le va a doler mucho la cabeza”.
No faltan motivos para pensar así. El pleno de este miércoles reafirmó en ese temor a quienes así lo creen. Casi al final de una sesión más o menos previsible, de alivio para el alcalde y de reproches desde el bloque de la izquierda, el portavoz popular reservó para los postres la primera lista de deberes que Espadas deberá atender.
“Aprovechamos este pleno de aprobación de los presupuestos para ofrecer a Espadas otros cinco pactos más: por la Ciudad de la Justicia, por la apertura del Hospital Militar, por la optimización de la plantilla municipal, por la descentralización en los distritos y por las barriadas más desfavorecidas, que son al mismo tiempo las que mayor nivel de exclusión presentan de todo el país”, emplazó Beltrán Pérez, apenas horas después de lograr comprometer a Espadas para la venta de la Gavidia, guinda del pacto extrapresupuestario firmado entre ambos.
Al alcalde se le acababa de atragantar la alegría por haber salvado el escollo de los presupuestos, en el aire hasta el último minuto del apretón de manos con Pérez. En ese momento se percató de que el PP se dispone a sacar rédito de su concesión para tratar de marcar los tiempos de la agenda municipal y, sobre todo, de comerle terreno a un Ciudadanos convertido en su gran enemigo de cara a las elecciones, y relegado a un segundo plano tras la foto entre Pérez y Espadas.
Jugada redonda
La jugada para el PP, pues, había sido redonda, tal y como se le habían puesto las cosas, atrincherado en su presupuesto alternativo y fuera de juego en la negociación por los presupuestos. De casi no pintar nada, a ser, aparentemente, la formación que más reforzada sale de este trance.
Un proceso que concluyó con la votación de las cuentas, rechazadas por Participa e Izquierda Unida, muy críticas en sus reproches al frente PSOE-PP-Cs. “Aprovechando que es San Valentín, Pérez y Espadas han hecho de novios. Y Millán, que siempre está queriendo ser el niño en el bautizo, esta vez ha hecho de sacerdote. Estamos ante unas cuentas irreales e insuficientes que responden a intereses preelectorales, dado que el año que viene tendremos elecciones. Nuestra formación no puede votar otra cosa que no, ya que se ha incumplido el 68 por ciento de nuestras enmiendas”, criticó el portavoz de IU, Daniel González Rojas.
Participa centró la mayor parte de sus ataques en Espadas, de quien aseguró que es “la estela de Zoido”. “El alcalde no cumple lo que firma. Me recuerda al futbolista Michael Laudrup, que miraba a la izquierda mientras daba el pase a la derecha”, comparó su concejal, Julián Moreno. Espadas, que cerró la sesión, celebró el desenlace. “Con esta votación gana Sevilla. Podemos respirar. Este proyecto es el de una izquierda centrada, y el problema es que parte de la izquierda está descentrada”, clausuró el alcalde, mientras se prepara para seguirle el ritmo a Beltrán Pérez. De entrada, cinco nuevos guantes que recoger.
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