De vuelta a Ítaca

¿Corrupción en la universidad?

Lamentablemente estas prácticas están muy extendidas en la Universidad

Publicado: 06/04/2018 ·
23:06
· Actualizado: 06/04/2018 · 23:20
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Autor

Alejandro Sánchez Moreno

Alejandro Sánchez Moreno nació en Sevilla. Es docente e historiador. Especialista en historia del movimiento obrero andaluz

De vuelta a Ítaca

Análisis de cuestiones, tanto históricas como de actualidad, desde una visión crítica de nuestra realidad política, económica y social

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Bueno. Alguna vez tenía que pasar. Aunque la verdad es que ya había perdido la esperanza de que ocurriese en esta vida y yo pudiese ser testigo de ello. Pero ha pasado. Y es que en realidad todos sabíamos que el rey no iba a poder pasearse eternamente desnudo sin que nadie lo señalase con un dedo acusador mostrando sus vergüenzas. Y fíjate tú que tontería. Todo ha saltado por un escándalo político, de esos a los que ya estamos acostumbrados. Porque los políticos sí pueden ser corruptos. Porque sí, ciertamente esa gente es lo peor. Pero la Universidad creíamos que no podía entrar en ese juego. Porque esa institución debería de ser símbolo de excelencia y no puede ser cuestionada. Pero mira las cosas, al final resulta que la Universidad española también es reflejo de lo que pasa en un país de corruptos, en el que el nepotismo y el tráfico de influencias están tan normalizados que no nos parecen mala cosa. Pero lo son.

Cualquiera que haya conocido un poco cómo funcionan las cosas en la Universidad sabía que esto era así, pero nadie ha llamado nunca la atención sobre ello. Y mira que la cosa es evidente: nuevos centros que se crean bajo los auspicios de tal o cual partido que después de colocar a su gente reclama la lealtad que se debe al cacique; hijos de catedráticos que, sin un mínimo de talento, adelantan de repente a sufridos becarios que se han pasado media vida investigando; tesis que son vedadas o promocionadas según los intereses personales o políticos de cada momento... vamos, un cachondeo digno de la república bananera en la que nos hemos convertido. Y sí. Esto es así, y lamentablemente estas prácticas están muy extendidas en una Universidad en la que, por supuesto, también hay grandes profesionales y gente honrada que quedan eclipsadas por los sinvergüenzas.

Aunque, pensándolo detenidamente, lo mismo tenemos suerte y es posible que podamos seguir ocultando la realidad. Ahora todos los dardos irán dirigidos a la Universidad Rey Juan Carlos, y lo mismo podemos engañarnos a nosotros mismos y creer que esto es solo un caso aislado. Esta gente podría ser un chivo expiatorio perfecto, habida cuenta de los numerosos escándalos que han ido coleccionando. Tal vez podamos convencer a todos de que la Universidad española va bien. Pero no. No es así. Eso yo ya lo descubrí hace tiempo. Justo cuando salí huyendo de mi universidad de procedencia por estar el departamento de Contemporánea bajo la influencia del OPUS DEI, y acabé defendiendo mi Trabajo Fin de Master en Madrid, ante un Tribunal que ni siquiera se dignó a leer mi trabajo, y que me puso una nota que había pactado con mi director minutos antes de la exposición. Sí. Una pena, pero tampoco saquemos las cosas de quicio, porque en el fondo nuestra permisividad ante estas prácticas es lo que nos hace merecedores de todo. Porque no hay sentencia más lúcida que aquella que afirma que un pueblo tiene lo que merece. Así que a apechugar.

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