De vuelta a Ítaca

El día que Utrera le ganó la guerra a Sevilla

Sevilla viviría uno de los episodios más extraños de este periodo...

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En el verano de 1873, inmersa España en su primer experimento republicano, tuvo lugar el levantamiento cantonal cuando importantes ciudades y comarcas del país se rebelaron contra el estado, proclamándose cantones independientes por toda la geografía española. La rebelión, que triunfó más por la debilidad del estado que por la propia fortaleza de los insurrectos, duró unos meses en los que los nuevos “países”, dejaron para nuestra historia numerosas anécdotas de lo más curiosas, que a veces superaron lo estrambótico. Como nuevos estados que eran, los problemas sobre límites geográficos no tardaron en aparecer. Intentando superar esa contradicción, la república de Jumilla lanzó un famoso manifiesto declarando su intención de vivir en paz con todos los países de Europa -incluida su vecina la nación murciana-, pero lamentablemente no todos los cantones fueron tan pacíficos, y algunos como los de Jaén y Granada, entraron en guerra por sus fronteras “nacionales”.

En medio de este panorama, Sevilla, que había participado también de esta fiebre, viviría uno de los episodios más extraños de este periodo cuando, poco después de proclamado su segundo cantón, un grupo de voluntarios fueron a socorrer a los cantonalistas de Jerez. En su camino, se detuvieron en el pueblo de Utrera, que ya había hecho pública su intención de erigirse en cantón independiente. Ante esta situación, los sevillanos se reunieron con los utreranos, que ya habían armado a sus hombres, y en aquel encuentro entre representantes cantonales de ambas localidades, se produjo un tiroteo con resultado de varios muertos y que acabó con la detención de los sevillanos que sólo fueron liberados tras unas dificultosas negociaciones.

Poco tiempo después, la República recuperó la autoridad en la región y los cantones utrerano y sevillano desaparecieron, y con ellos el recuerdo de que una vez hubo una guerra entre ambas localidades. Aquel conflicto, a pesar de haber sido citado por Benito Pérez Galdós en sus inmortales Episodios Nacionales, apenas ha despertado el interés entre los sevillanos. Tal vez el conocido chouvinismo de estos sea lo que haya hecho que en la capital, tan propensa a creerse el ombligo del mundo, se haya querido borrar de la historia este suceso. Lo que no comprendo es cómo los utreranos tampoco lo recuerdan, o incluso lo conmemoran como una gesta, una gesta que habría alcanzado el nivel de comedia extraordinaria, de no haber sido por las muertes que provocó.

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