De incógnito

Ética y estética

Dicen que estamos en un tiempo político nuevo pero yo lo único que veo son más gestos, más imagen, más marketing y más fachada que otra cosa...

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Siempre se ha dicho que en política son importantes los gestos pero para mí siempre han sido más relevantes los hechos. Dicen que estamos en un tiempo político nuevo pero yo lo único que veo son más gestos, más imagen, más marketing y más fachada que otra cosa. Lo siento, no veo nada nuevo bajo el sol, más allá de que a unos les disguste enormemente y otros los defiendan fervientemente, que haya bebés, imputados, rastas, corbatas, perlas y mucha cartera de cuero nueva en el Congreso.

Dice el refranero popular que la mujer del César no sólo tiene que serlo sino que también tiene que parecerlo. La política es esclava de ese refrán, hasta extremos incomprensibles, pero la estética no puede estar reñida con la ética. Es más, la ética siempre debe estar por encima de la estética. Si nos preocupamos más por una rastra o el pin de turno de un cargo público, obviamos lo esencial: que la política es un instrumento para cambiar la sociedad y, si no se puede, mejorarla para que el cambio venga en un futuro.

Ya saben que soy escéptica con la capacidad de los políticos que ahora nos representan (todos, no lo olvidemos, porque cuando resultan elegidos por el pueblo todos son nuestros representantes aunque no nos gusten sus ideas, sus proyectos legislativos o incluso sus pelos) para alcanzar un acuerdo y que en dos meses tengamos un Gobierno nuevo, sea del color que sea. Pero más convencida me quedé después de ver la sesión constitutiva del Congreso y, sobre todo, con la visceral reacción a favor y en contra que ha suscitado en la población.

Los políticos, como le está pasando a la sociedad española, cada vez están más escorados hacia lo que defienden, obviando al contrario e incluso insultándolo. Y no es nuevo, llevamos ya unos cuantos de años así, tanto en la clase política como en la ciudadanía. Quizás un poco de respeto al contrario, quizás un poco de empatía, le vendría bien a la sociedad y a los políticos para solucionar de verdad nuestros problemas.

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