De incógnito

El símbolo

Esa huida hacia adelante que algunas compañías han emprendido a pesar de que la máxima debería ser “no salgas al exterior sino tienes el interior bien arreglado”...

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Ocurre a veces que las cosas más corrientes de la vida nos igualan a los demás y lo más habitual en nuestra rutinaria vida es que todo esté en manos del banco y sea él el que decida nuestro futuro y si no lo decide, por lo menos, que lo condicione. Y resulta que también le ha ocurrido a Abengoa, el símbolo de la gran empresa andaluza, el espejo donde muchas otras se han mirado, especialmente de cara a su externalización, esa huida hacia adelante que algunas compañías han emprendido a pesar de que la máxima debería ser “no salgas al exterior si no tienes el interior bien arreglado”. Cierto que en un monstruo empresarial como Abengoa, si se resfría el gobierno con el tema de las renovables, la pulmonía se la lleva la empresa que invierte, pero en economía, como en la vida misma, también hay que saber dar un pasito atrás, como decía mi abuela.

Al ser un símbolo te abren la puerta sin llamar, te dan el préstamo sólo con tu nombre, te permiten retrasarte en los pagos o te siguen manteniendo la línea de crédito aunque estés en negativo. Hasta que dejas de ser un símbolo y todo el mundo te pone pegas a todo. Loable que todos quieran salvar el símbolo, pero no a costa del erario público. Debe ser la misma economía de mercado la que decida si merece o no seguir compitiendo. Y hay fórmulas para que Abengoa siga siendo una empresa solvente, sólo hay que saber negociar y tener un buen plan de viabilidad.

No quiero ver caer a Abengoa, ni como empresa ni como símbolo, pero no deja de resultar paradójico que todos, absolutamente todos, se acuerden ahora de sus 28.670 trabajadores. Entre ellos, los de Palmatraz, los del ratón controlador y la rebelión del tapper, las horas extras impagadas y horarios infinitos, los becarios exprimidos, esos trasladados con historias dolorosas... Si rescatan a Abengoa, que sea por ellos, pero recuerden que hay más de una empresa con el mismo sistema que ellos. Cuando las barbas de tu vecino veas cortar... 

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