De incógnito

¿Propósito de enmienda?

Tenemos la mala costumbre de saltarnos las normas, sean las que sean, y encima aplaudimos cuando alguien consigue salir indemne...

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El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Por ahí debería de empezar cualquier intento de regeneración de los que hablan los partidos, incluido Podemos, que ya ha visto con Errejón (y con ciertas elecciones de hoteles para actos públicos) que no se puede ver la paja en el ojo ajeno y negar que se tenga la viga en el propio. Pero no es sólo la política lo que debe regenerarse, también debe hacerlo la sociedad.

No me canso de decirlo pero cualquier sociedad, para ser justa y equitativa, necesita cumplir sus leyes pero desde abajo. No hace falta una ley orgánica o una reforma de la Constitución para que un investigador cumpla con las obligaciones establecidas en su contrato, un bar ponga los veladores donde le corresponda sin esperar a la multa, o un diputado cobre sólo por ejercer su función pública y no por lo que le venga en gana y él considere que es “público”, cuestiones y pareceres que no compartimos la mayoría de los curritos de a pie. Tenemos la mala costumbre de saltarnos las normas, sean las que sean, y encima aplaudimos cuando alguien consigue salir indemne. Aunque el perjuicio sea para todos.

La sociedad puede que esté harta de los políticos, de la injerencia de lo económico en lo público, del descaro con el que un chaval es capaz de pasearse como Pedro por su casa por partidos, instituciones y organismos públicos sin que nadie se sienta, no sólo responsable, sino ruborizado por el ridículo que han hecho. Lamentablemente esa es la sociedad en la que vivimos y que muchos parecen aceptar como inevitable, sin mirar que son ellos mismos parte del problema, sin entender que el dejar hacer y mirar para otro lado es el principio de toda la porquería que nos rodea.

Ahora que estamos en Navidad, que vienen estas fechas que dicen entrañables pero que encierran lo más profundo de la hipocresía de nuestra sociedad, ahora, decía, es el momento de reflexionar y pensar cuál sería el propósito de enmienda para el nuevo año. El que quiera cambiar la sociedad, que empiece por él mismo. Y desde luego, me incluyo.

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