Eramos pocos y parió la abuela... Con lo contenta que me puse yo cuando Elpidio Silva metió en la cárcel a uno de los máximos responsables -que no el único- de la estafa de las preferentes, va el ahora aspirante a político -que pronto ha escogido el camino que han profesionalizado los que no han dado un palo en su vida- y me monta el circo en la Audiencia. Era lo que quería, suspender el juicio, él mismo lo ha reconocido, en eso no ha mentido, pero me temo que esto va a terminar con Miguel Blesa de víctima y provocando que los verdaderos estafados se queden sin la justicia que de verdad se merecen, que es que las resarzan del daño que realmente les han hecho.
Entiendo que el magistrado esté mosqueado porque le estén enjuiciando a él y no a Blesa. A mí también me mosquea y tela. Comparto que haga lo posible por transmitir a la sociedad que es una injusticia que a él lo estén acusando de prevaricación cuando sólo buscaba la justicia para las verdaderas víctimas. Pero no entiendo que deje de ser juez sólo por ser acusado y que haga de su enjuiciamiento un circo en el que sólo va a poner en evidencia que lo están persiguiendo y que lo quieren largar. No es el primero.
Y lo digo porque no hago más que preguntarme que si este magistrado consiguió reunir pruebas suficientes -de las que ha alardeado por casi todos los medios de comunicación- como para señalar directamente a Miguel Blesa, ¿qué le impide tirar de la manta y ponerlas encima de la mesa? Total, visto está que quiere poner en evidencia el sistema judicial español, su connivencia con los poderes económicos, y que su estrategia de defensa es el espectáculo. ¿Qué más le da decir, por ejemplo, que Blesa emitió una orden en tal fecha y dirigida a tales personas para que Caja Madrid obtuviera dinero fresco engañando a sus clientes con productos financieros que los arruinarían y que a los trabajadores de la entidad se les presionaba para que las comercializaran?
La inmensa mayoría de las sentencias en estos casos reconocen una mala praxis de las entidades. Alguien dio la orden. Si ése fue Blesa, a la cárcel. Pero circos judiciales, sinceramente, los tenemos todos los días y poco, muy poco, van a favorecer a los miles de arruinados por las cajas.
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