Subvención a la Semana Santa

Supongo que habrá llegado a sus oídos la polémica suscitada en Cádiz (una más) acerca de la subvención municipal para la Semana Santa. El tema ha dado para mucho y, como suele pasar últimamente, entramos en un debate sin solución consensuada en el que la mayoría de los que opinan, lo hacen a sabiend

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Supongo que habrá llegado a sus oídos la polémica suscitada en Cádiz (una más) acerca de la subvención municipal para la Semana Santa. El tema ha dado para mucho y, como suele pasar últimamente, entramos en un debate sin solución consensuada en el que la mayoría de los que opinan, lo hacen a sabiendas que no van a cambiar su punto de vista.

Pues bien, aunque a veces parece que los cofrades no debemos hablar de dinero, yo entro en el debate a sabiendas de que probablemente tampoco cambiaré mi opinión pero quiero al menos dejar claro mis argumentos. La Semana Santa es una fiesta religiosa y, como tal, todo lo que a ello se refiere debe ser financiado por aquellos que participan de ella evidentemente.

Hasta ahí, todo parece muy claro. Pero no debemos olvidar que la Semana Santa andaluza tiene unas connotaciones estéticas que se han ido convirtiendo en tradicionales y, que la diferencia notablemente de cómo se celebra en el resto del mundo. La diferencia está en esa estética: barroca, profunda, enraizada como lo está el flamenco, o nuestra forma de hablar y nuestra forma de ser. Sin ella (la estética),  la fiesta religiosa seguiría existiendo, y su esencia, no es diferente en absoluto a como se lleva a cabo en el resto del mundo. 

Pero sin ella (la estética, de nuevo), perderíamos parte de nuestra historia, de nuestro sentido como pueblo, que hemos sabido mantener al pasar de siglos y que gracias a las cofradías, conservamos de forma atemporal.

La administraciónpública debe velar por nuestra identidad cultural, ayudando a quienes la conservan y apoyando a su puesta en valor, ya que de esta forma, estamos apoyando y cuidando nuestra cultura, y todo ello, sin entrar en absoluto en el fondo religioso.

Y todo esto, como podrán entender, cuesta dinero. Si bien, cuesta mucho más de lo que se le subvenciona, se antoja en estos tiempos fundamental dicha aportación, ya que el elemento religioso se va quedando cada vez para menos personas por lo que sería difícil mantenerlo a lo largo de los años sin ayuda alguna.

No he entrado en bolsas de caridad (ahora llamas de solidaridad), ni en talleres de talla, orfebrería, bordados, bandas de música, taxistas, restaurantes, …Que a su vez de una forma más o menos directa se ven beneficiados por la celebración de la Semana Santa y, con ello, la economía andaluza por supuesto. Pero esto, daría para otro artículo, o dos incluso.

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