Rocío (Natalia de Molina) es una joven madre soltera sin trabajo que no recibe ningún tipo de subsidio, por lo que no puede pagar el alquiler de su piso, lo que lleva a su propietario, también acuciado por las deudas, a denunciarla, planeando sobre ella la amenaza del desahucio.
Con su primer largometraje, el realizador Juan Miguel del Castillo deja un reflejo de las consecuencias de la crisis económica poniéndose en el lado de los más desfavorecidos y a través del rostro de Natalia de Molina, que fue galardonada con el Premio a mejor actriz en el Festival de Málaga, que también otorgó a "Techo y comida" el Premio del Público.
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