"Es posible ser un museo popular sin caer en una visión economicista de la programación, sin caer en programaciones donde lo importante es la marca o donde no hay riesgo", ha manifestado el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.
Durante una entrevista concedida a Europa Press, ha defendido que la prueba de esta afirmación es que "durante dos años consecutivos ha sido el museo más visto de España". "Y este año parece que sigue la misma línea", ha señalado Borja-Villel, consciente de que aún faltan dos áreas, a las que se refiere como sus "grandes batallas": el archivo y el centro de estudios.
El director del centro de arte con más visitas en el país ha señalado que desde hace unos años, la cultura se enfrenta no solo a la crisis general que azota el continente desde 2008, sino también a un cambio en los valores.
"El valor simbólico de una obra de arte está siendo absorbido por el valor económico", ha alertado el director del Reina Sofía, quien recuerda que en los años 80 "el éxito económico casi ni se comentaba", mientras que hoy en día "el valor artístico se mide por el valor económico".
El peso de lo económico se observa también en la dimensión cultural. "Hay instituciones que buscan la mayor cantidad de gente, olvidándose de lo que hace especial a los museos y esto termina por ser el pez que se muerde la cola, porque olvidas aquello que te hacía especial: lo artístico", ha advertido.
En este sentido, alerta de cierto "canibalismo", puesto que en ocasiones se cobran tarifas "desproporcionadas" con el fin de buscar nuevos recursos. Aunque él no está en contra de esta búsqueda, puesto que una de las fuentes de ingresos para el museo es la itinerancia de exposiciones, cree que a veces se deja de lado el verdadero objetivo: "El trabajo en redes, donde lo fundamental es compartir, no solo recibir sino también entregar".
"En el mundo de la cultura, cuanto más das --una contradicción en el mundo económico-- más recibes. Tiene que ver mucho con el mundo de los afectos, no mides las cosas. Hay instituciones que se comportan de modo poco generoso, puede ser un beneficio a nivel inmediato pero a largo plazo puede ir en contra de la propia institución", sostiene Borja-Villel.
PEQUEÑOS GRANDES PROYECTOS PARA 2016
En 2016 no habrá "una gran bomba", como sí ocurrió este año con la muestra con fondos del Kunstmuseum Basel, con la retrospectiva sobre Richard Hamilton en 2014 o anteriormente con la exposición sobre Dalí. Eso sí, Borja-Villel recalca: "Habrá muchas bombitas".
Entre la serie de exposiciones que, según sus palabras, pueden ser "clave", se encuentra una muestra que pondrá el foco en el arte de los años 40 en España y que será "bastante reveladora". Además, el Reina Sofía dedicará un recorrido expositivo al pintor vanguardista cubano Wilfredo Lam, en el que se propondrá una reflexión acerca del otro y de los procesos descoloniales.
Otra de las exposiciones versará acerca de "qué es lo contemporáneo". "Desde hace dos décadas vivimos un presente continuo, 24 horas y siete días a la semana conectados, sin pasado ni futuro", ha señalado, motivo por el que el director del museo quiere estudiar el presente desde un punto de vista histórico.
"La idea es hacer una exposición que permita entender dónde vivimos. Es fundamental saber dónde estamos, saber por qué el factor económico es dominante, por qué todo tiene un precio, cómo y por qué el valor económico parece que tiene asegurado el valor simbólico", ha explicado.
Otra de las apuestas será una exposición histórica sobre el París de los años 50 y 60, un momento en el que parecía que la gran urbe francesa había perdido la capitalidad cultural --que en aquel tiempo ostentaba Nueva York-- y en el que, sin embargo, muchos americanos y polacos decidieron mudarse allí. Con ella, pretende realizar una reflexión sobre la Europa actual.
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