El búnker del Capricho (Madrid), de 'estreno' 78 años después

Situado dentro de un jardín del siglo XVIII, este refugio de la Guerra Civil ubicado en el distrito de Barajas estará pronto disponible a las visitas del público

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  • BÚNKER -

Cubierto por toneladas de hormigón capaces de resistir bombas de hasta 100 kilos, con una superficie de unos 2.000 metros cuadrados y a unos 15 metros bajo tierra se encuentra el búnker del parque del Capricho de Madrid, un enclave de la Guerra Civil único en Europa por su estado actual de conservación.

Situado dentro de un jardín del siglo XVIII, este refugio de la Guerra Civil ubicado en el distrito de Barajas estará pronto disponible a las visitas del público, muchos meses después de que el Ayuntamiento de Madrid recogiese el testigo de una iniciativa ciudadana encaminada a abrirlo al público.

El refugio fue construido alrededor de 1937 -no se sabe exactamente ya que la documentación fue destruida- en un lugar estratégico como la localidad de Alameda de Osuna, un lugar tranquilo, lejos de los frentes de Madrid y bien comunicado, con presencia militar y con un arbolado propicio para el camuflaje.

Una puerta gruesa, de acero negro y acorazada protege el reducto, realizado para defender al personal del cuartel general del Ejército del centro republicano en caso de bombardeos, que no llegó a utilizarse nunca y cuya construcción sirvió como modelo para los que se hicieron por toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

Dentro, una escalera lleva hasta un paso pasillo central, a través del cual se acceden a las distintas habitaciones, cada una de ellas con un suelo diferente para, en caso de ausencia de luz, poder saber perfectamente dónde nos encontramos.

En total, el búnker posee siete dependencias rectangulares (cuatro a la derecha y tres a la izquierda), cuatro salidas al parque exterior y una galería de escape a la calle que atraviesa el subsuelo del Palacio de los Duques de Osuna, ubicado dentro del parque y frente a la entrada principal del búnker.

Para prevenir un posible ataque de gas, el pasillo -de paredes blancas y azulejos del mismo color, con unos 34 metros de largo, 2,5 de alto y 2 de ancho- tiene techos abovedados y conductos de ventilación preparados para enviar los humos a tres chimeneas exteriores.

Y el suelo, de baldosas blancas y rojas, refleja la humedad del lugar, donde la temperatura se mantiene constante a unos 15 grados.

El Ayuntamiento de Madrid quiere ahora recuperar este enclave histórico y por ello ha llevado a cabo todos los trámites necesarios para que el búnker El Capricho se abra al público.

La idea original surgió en 2012, cuando un grupo de vecinos constituyó la Plataforma para la apertura al público del búnker de El Capricho y solicitó a la anterior corporación municipal una programación de visitas guiadas.

El refugio cumple ya con todas las exigencias administrativas y la legislación -tramitarlas ha hecho que el proyecto se retrase- para que todos los vecinos de Madrid puedan adentrase en una parte de nuestra historia.

Por las condiciones del lugar, las visitas -bajo cita previa- tendrán una duración de menos de media hora y estarán limitadas a un número de personas con ciertas condiciones, como no tener claustrofobia ni dificultades físicas; mientras que los menores deberán ir siempre acompañados de adultos.

Solo falta el visto bueno final del Ayuntamiento, que debe poner fecha a la apertura, algo que -esta vez ya sí- está cerca.

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