“Tras Mirada Azul sigo siendo aprendiz de poeta”

Carmen Alcázar, periodista y escritora nervense, ha publicado recientemente su primer poemario, Mirada Azul, y ya trabaja en nuevos proyectos poéticos como Hacia lo Etéreo, un blog donde interpreta fotografías a través de versos.

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  • Carmen Alcázar -

Dos tazas de café sobre una mesa de madera. Una tarde soleada en la calle más alfarera de Triana, a pocos metros del Guadalquivir y a decenas de kilómetros de los paisajes imposibles de la Cuenca Minera. Carmen Alcázar me recibe sonriente. El éxito de su primer libro, Mirada Azul -Diputación de Huelva, 2013-, no la ha cambiado. La periodista nervense asegura seguir siendo una poeta en ciernes y utilizar los versos como un desahogo vital.

Después de publicar un libro de poemas, ¿qué tiene Carmen Alcázar de poeta?
–Sigo siendo aprendiz de poeta. Tengo muchas ganas de seguir aprendiendo y formándome en la poesía. Solo sigo siendo una poeta en ciernes, que me diría Manuel Pérez Illescas. Quiero leer más y aprender de todos, desde los más grandes a los nuevos autores. Desde Generación del 27, Juan Ramón Jiménez o Neruda hasta Pedro Ferreira, Juan Antonio Arias, los autores de ‘Ediciones En Huida’, Ángela Becerra o Rosa Díaz. Cualquiera que llegue a mis manos y pueda aportarme algo.

¿Qué es para ti la poesía?
–Es mi desahogo vital. En ella expongo todo mi yo y me evado del día a día. No es lo mismo escribir una noticia que escribir poesía y, en este caso, los versos suponen también mi desahogo de la forma de escribir que tenemos los periodistas.

¿Qué significa para ti y tu forma de entender el arte, Nerva y la Cuenca Minera?
–Eso, sencillamente Arte. Y es lógico, cuando ves esos paisajes, esos colores, esa tierra ¿cómo no va a salir arte de ahí?. La Cuenca Minera no deja indiferente a ningún alma sensible. Por ello y por la libertad que históricamente hemos buscado es cuna de artistas. En épocas pasadas, cuando existía un gran afán de revolución, el arte era una forma de expresión de esas ideas. Ahora la Cuenca Minera, pese a estar un poco más adormecida, sigue siendo un filón para el arte.

¿Debe servir el arte también para despertar conciencias?
–Claro, debería ser uno de sus fines. Decía Gabriel Celaya que "la poesía es un arma cargada de futuro". El arte, la poesía, la pintura, etc. tienen que estar llamados a levantar conciencias. Aunque existe, quizá falta un poco más de afán revolucionario en la Cuenca Minera. José Pedrero en pintura o Juan Antonio Arias en poesía son un buen ejemplo de compromiso.

¿Has estado muy implicada con el desarrollo cultural de Nerva y la Cuenca Minera en los últimos años. Había mucho público en la presentación de tu libro y las ventas van viento en popa. ¿Crees que se te está devolviendo parte del esfuerzo realizado?
–Sí, se puede ver así, aunque tampoco es exactamente devolver, porque dicho de forma literal puede parecer muy magnánimo. La gente de la Cuenca Minera está respondiendo muy bien a Mirada Azul porque me conoce y llevo mucho tiempo trabajando por y para esta zona. Es una tarea recíproca, una retroalimentación, en la que yo recibo su aprecio y ellos mi amor por la tierra y mi trabajo.

¿Qué parte del éxito de Carmen Alcázar se debe a las redes sociales?
–Mucho o casi todo. Me han dado un gran empujón. Se trata de una herramienta de comunicación impresionante para todos los que nos dedicamos al periodismo o para cualquiera que tenga algo que contar. Pero mis orígenes no están en las redes sociales, sino en el mundo de los blogs. Yo Periodista y La Factoría son el verdadero secreto de mi éxito.

Comienza su libro con un poema que se llama ‘Poesía desnuda’ en el que dice “desnuda me muestro sin más artificios que mis sentimientos”. ¿Qué hay de Carmen Alcázar en Mirada Azul?
–Todo o casi todo, porque siempre queda algo que te guardas para ti. El título de ‘Poesía desnuda’, en parte, es porque me muestro toda: mis sentimientos, mis desahogos, mis gritos o mis decepciones.  Queramos o no, el poeta siempre imprime su personalidad en lo que escribe. No existe la objetividad como en un matemático por mucho que contemos sílabas (risas).

¿Puede el lector ver en Mirada Azul la vida de su autora?. Sus comienzos en Nerva, su paso por Sevilla, Zahora, el amor, la soledad, el arte…
–Sí, todas las circunstancias que me rodean se reflejan en este poemario, aunque también hay historias que otros me transmiten y que yo empatizo siempre bajo mi mirada. Todo lo que significa algo para mí o me ha llegado está presente en este libro.

¿Has dicho que Mirada Azul es un sueño cumplido. ¿Cuál es el secreto para cumplir sueños en los tiempos que vivimos?
–Esforzarme mucho. El esfuerzo es el secreto del éxito. También la constancia y la paciencia, aunque a mí me falte muchas veces. Igualmente forma parte del éxito el factor suerte y que te conozcan y tengas quien te pueda dar un pequeño empujón. Todo influye, pero lo más importante es trabajar y ser constante en lo que quieres conseguir.

¿Cuánto esfuerzo hay en Mirada Azul?
–Muchísimo (risas). No sé si hay una ecuación para calcular el esfuerzo, pero ha sido muchísimo. Es bastante tiempo dedicado a escribir, más aún a mejorar el libro, a editarlo, corregirlo, ponerlo de la forma que más se acercara a lo que quería transmitir. Por ejemplo, solo para ordenar los poemas y que tuvieran una coherencia lógica me llevé muchísimo tiempo. Al principio la coherencia que tenían era simplemente temporal. Estaban ordenados conforme los escribía cada día. Después, para el libro, decidí establecer un hilo conductor, en este caso temático. Por ejemplo, después de  ‘Insomnio’ viene ‘Mientras tú duermes’. Es decir, hacerlo de manera que fuera al hilo de mis subidas y mis bajadas, un cardiograma de mis minas y mis montes, mis bajadas y subidas, mis ondulaciones o mi personalidad, como escribe en el prólogo del libro Juan Antonio Arias. Podía haberlo ordenado de mil maneras distintas, pero elegí esa, que era la que más me llenaba.

Además de escribir los versos de Mirada Azul ha realizado algunos dibujos para el libro. ¿Qué dificultad tiene interpretar sus propios poemas?
–Mucha, sobre todo porque intentar plasmar algo tan abstracto como el sentimiento que rezuma un poema en un dibujo es muy complicado, y más para alguien que como yo lleva años sin pintar y estaba acostumbraba a hacerlo con modelos dados o por fotos. Por eso para mí la dificultad era máxima, aunque creo contaba con una ventaja respecto a los artistas que han ilustrado el poemario, que yo había escrito los poemas y tenía clara la imagen que quería crear, por eso mis ilustraciones van más al hilo de lo que quiero expresar.

¿Qué le aporta a Mirada Azul la participación de otros artistas y escritores?
–Los artistas, con sus ilustraciones, ayudan a comprender la poesía de Mirada Azul. Imprimen su interpretación de los poemas y enriquecen la  experiencia del lector. El juego entre imagen y verso es muy importante en la comunicación íntima con el receptor para que cada uno haga su análisis del poema, del dibujo o de ambos. Además, creo que los poemarios ilustrados son un atractivo importante para comprar un libro, porque la poesía es un ámbito ignorado, algo que estamos hartos de decir y de ver, sobre todo en las ventas. El verso no llama tanto la atención como la novela o el relato corto. Las ilustraciones son un atractivo importante para comprar Mirada Azul, sobre todo en la Cuenca Minera, porque son artistas de aquí y llama más la atención.

¿Por qué recomiendas leer Mirada Azul?
–Creo que quien lo lea se va a ver  reconocido en sus versos, porque reflejan situaciones y sentimientos que todo el mundo ha vivido alguna vez. Por ejemplo, ‘Bailarina’ es un grito a lo encorsetada que está nuestra existencia. En él, la protagonista rompe con el corsé y con los estúpidos bailecitos con los que le están moviendo los hilos, ¿quién no se ha sentido así? Creo que no soy extraterrestre, aunque venga de tierras marcianas (risas). El lector se puede ver reflejado en cada verso y eso es lo que creo que llama más la atención. Además, no son poemas con un léxico demasiado elevado, no son difíciles de entender.

De toda la experiencia que ha supuesto  crear Mirada Azul, ¿con qué se queda?
–Con el reconocimiento de Nerva y con el calor que me han dado tanto en mi tierra como en Huelva. Pero, sobre todo, me quedo con la experiencia de haber hecho algo completamente mío, de haberle dado forma al poemario en plena libertad, desde la portada hasta la contraportada. A Mirada Azul lo he cuidado y lo he mimado,  y durante el tiempo que ha durado su edición he compartido momentos muy bonitos con mucha gente: artistas, maquetadores, etc. Me quedo con eso, con haber hecho una cosa mía y haber convertido un sueño en realidad.c

¿Hay proyectos después de Mirada Azul?
–Mirada Azul es solo el comienzo. Ahora, cuando pase este reposo en el que estoy inmersa, espero que vengan más versos. Supongo que llegará otro poemario, aunque no cierro la puerta a que Mirada Azul pueda tener otra edición, porque tengo poemas inéditos que descarté para esta. Puede salir otra Mirada Azul diferente, con los poemas nuevos, sin dibujos o con dibujos. De Hacia lo Etéreo puede surgir otro poemario, aunque no descarto la novela o el relato corto. Todavía no lo sé, es una incertidumbre. Yo lo que quiero es seguir escribiendo, esos son mis planes de futuro. Escribir libros ya sea en papel o en formato digital, novela o poesía, porque escribir me mantiene viva.

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