Izquierdas a ninguna parte

Tiene sitio Izquierda Unida, que debe rechazar el abrazo del oso de Podemos para continuar en solitario una nueva travesía, alejada en esta ocasión de los desiertos que tanto la curtieron, con Alberto Garzón como líder

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Pocos días después de que Podemos rompiera cualquier posibilidad de  acuerdo con el PSOE y Ciudadanos al protagonizar sus dirigentes una jugada de auténticos trileros, Javier Cercas retrata en su artículo La izquierda pija, en El País, a la formación de Iglesias de forma magistral.  Entre otras, el escritor extremeño dice: “No queremos esa izquierda. No queremos una izquierda cínica, gestera, telegénica y ornamental. Queremos una izquierda humilde y decente, que se parta la cara por resolver los problemas de todos, empezando por los de los que más problemas tienen. No queremos una izquierda pija. Queremos una izquierda de verdad. La izquierda pija es el peor enemigo de la izquierda”.
Casi simultáneamente, Gaspar Llamazares, líder de la Izquierda Abierta, ha he hecho un alegato contra la incorporación de IU a las candidaturas de Podemos. En su opinión, “Podemos es la gran oportunidad para acabar con la izquierda del siglo XX”. “Les rogamos ir juntos y le dimos a Podemos un cariz de partido de izquierdas y de organización hermana que no tiene”, sentenció.
Pues bien, entre esta izquierda pija instalada en el postureo que representa Podemos y la izquierda aficionada a compartir mesa y mantel con los titos del Ibex-35 que habita en el PSOE, caben otras izquierdas que se muevan dentro de los parámetros de la decencia y de la política con mayúsculas.
Sin ir muy lejos, tiene sitio Izquierda Unida (IU), que debe rechazar el abrazo del oso de Podemos para continuar en solitario una nueva travesía, alejada en esta ocasión de los desiertos que tanto la curtieron, con Alberto Garzón como líder.
Si opta por integrarse en el ejército de Pancho Villa de Pablo Iglesias, ingresará directamente en las filas del populismo. En manos de Garzón está evitarlo. Si no está espabilado, acabará de secundario –de mamporrero  o así- en la sexta temporada de Juego de Tronos. Y, entre estas dos izquierdas chungas, también cabe el PSOE de Pedro Sánchez, socialdemócrata, dialogante y con las manos limpias. Para apuntarlo, solo le falta cerrar las numerosas grietas que han aparecido sobre la unidad interna en los dos últimos años. Para ello, Pedro Sánchez debe soltar el freno de mano de la prudencia y la responsabilidad y poner pie en pared con esos barones socialistas que han convertido al PSOE en un partido de cotillas, correveidiles y quintacolumnistas. En fin, lo dicho: otras izquierdas son posibles entre estas dos izquierdas a ninguna parte. 

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