Uno de los mayores errores que puede cometer un político es castigar a sus ciudadanos con su incapacidad manifiesta para ponerse de acuerdo con otros políticos. Rajoy y Mas, que tras el 27-S se han enrocado en posiciones numantinas, han pecado de lo mismo al instalarse en un ‘mantenella y no enmendalla’ desesperante, y deberían estar por ello enfilando ya la puerta de salida. Mas, por perder el plebiscito que se sacó de la manga. El líder independentista escocés, Alex Salmond, lo hizo un minuto después de perder el referéndum. Que se aplique el cuento. Y Rajoy, por una inacción política clamorosa que está agravando la crisis territorial que sufre España. El ‘váyase, señor Rajoy’ casi lo entona ya hasta el mismísimo José María Aznar.Que acepte el consejo que su mentor acabará dándole más pronto que tarde. Ambos dos son los principales responsables de una fragmentación de la sociedad catalana que amenaza la convivencia muy seriamente, y también del abismo de incomprensión mutua abierto entre españoles y catalanes. Por ello, deberían estar en el redondo de la calle con urgencia para dejar paso a otros actores principales que restablezcan el diálogo y el entendimiento. Me refiero a Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias e incluso a Soraya Sáenz de Santamaría, que es lo más presentable que tiene el PP si se quita de encima los años monclovitas que la han convertido en una burócrata de preguntas pactadas y respuestas cortas. Por su bandera y por su patria, Mas ha tensado la cuerda hasta saltarse la legalidad vigente y ha enfrentado a catalanes contra catalanes en un viaje a ninguna parte. Por otra bandera y por otra patria, Rajoy ha construido un discurso de desbarres y miedo en vez de conjugar el verbo dialogar y ha enfrentado a catalanes con españoles para intentar salvar su culo en las próximas elecciones generales. ¡Vaya jugada maestra la imputación de Mas por la consulta independentista! Rajoy ha conseguido unir más si cabe al bloque separatista, que tras el 27-S no podía investir a Mas por la negativa de la CUP a apoyarle. Tanto maniqueísmo de banderas y patrias nos ha instalado en un callejón sin salida, en una vía muerta en la que el ‘problema catalán’ solo se puede dilucidar ya a garrotazos con ellos dos como actores principales. Váyanse, por favor, y dejen de fastidiar a esa inmensa mayoría de ciudadanos españoles y catalanes que solo quieren vivir en paz.
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