En La Línea, la ciudad campogibraltareña en la que el contencioso de Gibraltar tiene más peso, el PP ha sufrido uno de los descalabros electorales más importantes de la provincia de Cádiz. Ha perdido más de cinco mil votos, veinte puntos y seis concejales. Sin embargo, en base a la misma cuestión de Estado que le ha llevado al descalabro, el PP impedirá que la lista más votada, la del PSOE, gobierne la ciudad. Para desbancarlo, los populares han apoyado al candidato de La Línea 100x100, segunda fuerza política –empató a nueve concejales con el PSOE-, y ha sellado un acuerdo de gobierno con este partido independiente.
Aunque han conseguido uno de sus objetivos, desbancar a la socialista Gemma Araujo, que siempre defendió una política de diálogo y entendimiento con el Gobierno de Gibraltar, los populares no han logrado hacerse con la concejalía de Relaciones con el Peñón, que queda en manos del alcalde, el independiente Juan Franco, que, en un gesto de sensatez y realismo, también está por la cooperación en el ámbito local, según recoge claramente el programa de su partido.
En San Roque, la segunda ciudad en cercanía y unida históricamente a Gibraltar, el PP no ha sufrido ningún descalabro electoral en comparación con los comicios de 2011: apenas si ha perdido 200 votos y ha mantenido los seis ediles. Pero ha visto cómo el PSOE ha logrado la mayoría absoluta, con cuatro concejales más –logró once-. Gracias en gran parte a estos resultados en La Línea y San Roque –tan solo once concejales de 46 posibles-, el PP ha perdido el control que tenía sobre la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar y la Diputación Provincial de Cádiz, que pasarán a manos socialistas si no media un ‘tamayazo’.
La reedición de la mayoría absoluta lograda por el PP en Algeciras, la ciudad más poblada de la comarca, resulta en clave gibraltareña anecdótica ante la pérdida de poder que ha acumulado en el resto por una política sobre Gibraltar miope, aislacionista, patriotera y estéril. Ya va siendo hora de que el PP recapacite y reconozca el estrepitoso fracasado cosechado con Gibraltar con la deriva castiellista protagonizada por García-Margallo en esta legislatura. Desgraciadamente, el cierre definitivo del Instituto Cervantes en el Peñón, una afrenta contra la inteligencia y contra los propios intereses españoles, no augura un ataque de cordura en los próximos seis meses sino un mantenella y no enmendalla de pura soberbia.
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