Un mensaje alto y claro

El nuevo Gobierno andaluz puede y debe hacer mucho más para poner fin a esta situación miope e impostada de defensa de la integridad territorial de Españ

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Durante los tres años y medio, la principal política que ha implementado el Gobierno del PP en el Campo de Gibraltar ha sido el hostigamiento sistemático de Gibraltar. De lo poco que el Ejecutivo de Rajoy ha hecho en esta zona, que soporta una tasa de paro por encima de la media andaluza y española, la reedición de las políticas fracasadas que protagonizó el franquismo en la década de los sesenta del siglo pasado contra el Peñón, que desembocaron en el cierre de la Verja en 1969, es sin duda lo más relevante. Las largas colas en la frontera -con la excusa de controlar actividades ilícitas como el contrabando de tabaco- que han perturbado la vida de gibraltareños y campogibraltareños durante la presente legislatura, son la marca PP en esta comarca gaditana.
Patrocinado por la Mesa del Tabaco, que ha pagado la factura de la necesaria propaganda que ha justificado la vulneración sistemática del libre tráfico de personas y mercancías que sostiene a la UE –los reportajes sesgados, faltos de un mínimo rigor y no contrastados han sido continuos en los medios españoles-, el Gobierno fió el avance en la zona del partido que lo sustenta a este acto de patrioterismo. Después de cosechar sufrimiento ciudadano y perjudicar al comercio a ambos lados de la frontera, que es para lo único que han servido estas políticas, el resultado de las elecciones andaluzas supone una mensaje alto y claro para el Gobierno de Mariano Rajoy y José Manuel García-Margallo: el PP ha perdido estrepitosamente los pasados comicios en los siete municipios del Campo de Gibraltar, incluido el bastión algecireño, que ha sido el más pertinaz en sus desbarres contra Gibraltar, cuando en los de 2012 ganó en cuatro de las localidades de forma contundente –el PSOE solo le superó en San Roque, Jimena y Castellar-.
Este mensaje también necesita que la Junta de Andalucía, que estará de nuevo en manos socialistas, haga acuse de recibo en sus justos términos. Aunque no ha apoyado totalmente esta policía de hostigamiento disfrazada de política de Estado,  el nuevo Gobierno andaluz puede y debe hacer mucho más para poner fin a esta situación miope e impostada de defensa de la integridad territorial de España, que solo ha servido para retrasar el tiempo nuevo que puede llegar de la mano del diálogo, la cooperación y la concordia entre gibraltareños y campogibraltareños.

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