La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo -Ecce Homo- y Nuestra Señora de la Esperanza de Cartaya, celebra este viernes, 31 de julio, el cincuentenario de la bendición de la Imagen de uno de sus titulares, la Virgen de la Esperanza, con una procesión extraordinaria por las calles de la localidad que partirá desde la Parroquia del Apóstol San Pedro una vez concluya la misa de las 20.30 horas
Según ha informado la propia hermandad, también se celebran los 50 años desde la primera salida procesional de esta cofradía en la noche del Miércoles Santo en la localidad costera.
Una vez en la calle, la Esperanza procesionará hasta la Cruz de Los Milagros (bajando por la calle San Pedro ),donde se celebrarán rezos y cantos a la Virgen, para regresar posteriormente a la parroquia ascendiendo la calle Lepe.
LA HERMANDAD
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo -Ecce Homo- y Nuestra Señora de la Esperanza de Cartaya es una de las que cuenta con más devoción entre los vecinos de la localidad, siendo fundada canónicamente en el año 1967, y contando en la actualidad con numerosos hermanos.
Las dos tallas de sus titulares (Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Esperanza), son del conocido y muy querido imaginero local Fernando Álvarez Galán, -el Cristo del año 1968 y restaurado posteriormente en 1976, y la Virgen de 1975-, de ahí la trascendencia de esta hermandad para la Semana Santa cartayera.
Destacar que el paso del Cristo conserva una canastilla que perteneció a la Virgen del Carmen, así como la mesa de un antiguo paso del Corazón de Jesús de la Iglesia de San Francisco Javier en Huelva. En el de la Virgen interesan especialmente los respiraderos, que son los antiguos de la Esperanza onubense, remontándose a fechas anteriores a 1936.
La historia de esta cofradía está estrechamente relacionada con su fundador, el imaginero cartayero Fernando Álvarez Galán, quién, por su gran devoción hacia la Esperanza onubense, realizó una Virgen del mismo título para Cartaya. La Hermandad se fundó en 1964, teniendo su sede inicialmente en la Capilla de la Cruz de los Milagros hasta principios de los años 80. Desde ese modesto barrio realizaba sus salidas procesionales para trasladarse luego a la Iglesia, donde hoy ocupa una bella capilla barroca que perteneció antaño al Nazareno.
Al margen de la Reverencia, destacan de su estación de penitencia en la noche del Miércoles Santo cartayero la subida del tramo peatonal de la calle Lepe de una sola ‘chicotá’, así como su paso por algunas de las calles más estrechas de su recorrido con la única iluminación de la luna llena y las velas de los cuatro faroles del paso, y el único sonido de las órdenes de los capataces, los jadeos de los costaleros y el roce de sus pies descalzos sobre los fríos adoquines.
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