Miles de personas se echan a las calles de Ayamonte para vivir su ‘Noche en blanco’

Pintura, fotografía, música, danza, gastronomía o poesía han sido algunos de sus principales ingredientes

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  • 'Noche en blanco' de Ayamonte -

De nuevo la sorpresa y la magia invadieron las calles del centro del Ayamonte. Como saliendo de no se sabe dónde, miles de personas poblaron las calles, comercios, cafeterías o puestos ambulantes, y se convertían en protagonistas de una noche especial, la ‘Noche en blanco”.

Un evento que trajo a la memoria de muchos el encanto de ‘Un paseo por el arte’, una situación muy similar y una satisfacción y buen rollo en el ambiente, que agrada a todo el mundo.

A la hora indicada en el programa de actos salió desde la puerta del Ayuntamiento una banda de música que acompañaba a un numeroso grupo de gigantes y cabezudos. Niños de todas las edades, y menos niños, se movían con rapidez de un lado para otro según se desplazaban los fantoches. La representación municipal también participó de una iniciativa que por primera vez se desarrollaba en la ciudad fronteriza y que coincidió con la segunda edición de ‘Balconarte, que promueve un año más el taller de pintura ‘La escalera, cuyos miembros han llenado de nuevo los balcones de las calles del centro con imágenes a tamaño real de personajes célebres.

Por cualquier rincón se encontraba uno un dj´s ofreciendo lo mejor de su discografía. En otra esquina, alguien con voz rasgada intentaba imponerse al ruido, para hacer valer la calidad no solo de su voz, sino de su capacidad de crear buena música. Más allá, en la puerta de un comercio, se ofrecía una degustación de una rica sangría acompañada de una empanada de dátiles, que sin darte cuenta te transportaba a lugares más exóticos. Los comercios repletos de público que buscaban tranquilamente las enormes ofertas especiales de esa noche especial.

Las calles, jamás en lo que va de año, se habían visto tan pobladas. Las terrazas de bares y cafeterías se quedaban pequeñas para dar cabida a tanto cliente buscando asiento y un refrigerio con el que calmar su sed. Música en vivo no solo a la puerta de un comercio, sino en cualquier calle. Todos los estilos mezclados de manera singular. Ritmos de todas las épocas para deleite de unos aficionados improvisados, que no se cortaban para dar unos pasos al ritmo de la canción. Por la otra calle una veintena de jóvenes en bicicleta buscando espacio para participar y publicitar a un comercio que está de moda. Un catamarán con las velas desplegadas haciendo pensar en las consecuencias de un tsunami. Chencho Aguilera en plena calle, compartiendo protagonismo con un colega dj y dejando la impronta de su estilo para muestra de los curiosos y seguidores de su arte.

Exposiciones de pintura, individuales y colectivas, y también de fotografía. Bonsáis haciendo las delicias de los entendidos. Poesía saliendo de la caja de las sorpresas y ofreciéndose en su estado más puro. Grupo carnavalero dando la pincelada especial. Y música, mucha música para una noche que se ha quedado en los bolsillos de la gente y además con el deseo de volver a repetirse en cualquier momento. Un acierto de los promotores, un acierto de los organizadores y un acierto de un público que ha sabido disfrutar y aprovechar estas oportunidades de ocio bien enfocadas.

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