Nadie sabe exactamente cómo empezó la tradición, pero los vecinos de Isla Cristina pasan la noche de Tosantos reunidos junto al cementerio y comiendo castañas, una costumbre que comienza unos días antes con la compra de cantidades importantes de este fruto otoñal.
Se trata de una costumbre que ofrece una curiosa estampa cada año en los alrededores del camposanto isleño, situado a la entrada del municipio desde la vecina playa de La Antilla, donde los vecinos, sobre todo los más jóvenes, se reúnen en grupos durante toda la madrugada del 1 de noviembre para que se mantenga esta tradición.
El proceso tiene su culminación durante la noche del 1 de noviembre, aunque se inicia mucho antes, ya que en días previos es una imagen ya normal en el municipio ver a los vecinos portando los sacos de castañas, el carbón o la leña, para luego trasladarse al cementerio con los primeros indicios del anochecer del día de Todos los Santos.
En la localidad, según explica a Efe la periodista local Pepa Mari Serrano, se acuñó en su día el término "echar las castañas", con el que se define "el día de campo que pasan las familias y grupos de amigos en torno al cementerio", que se inicia "con una visita normal al cementerio, en familia, para luego dispersarse por distintas zonas los grupos organizados".
Aunque oficialmente el cementerio de la localidad es el centro neurálgico de la fiesta "también hay gente que decide irse a un campo de un pueblo vecino, o incluso a la playa, que con el tiempo agradable que hace todavía puede ser un lugar a donde vaya mucha gente este año".
Serrano ha señalado que a las castañas que dieron nombre y fama a esta tradición se unen en los últimos años frutos como las nueces, "que se preparan también en torno a hogueras, mientras que en las candelas se asan las castañas, que combinan con otro tipo de alimentos y bebidas".
No obstante, en Isla Cristina no se conoce con exactitud el origen de esta tradición, que se ha ido asentando con el paso de los años, aunque los vecinos creen que podría proceder de la costumbre de visitar el cementerio del municipio desde la noche anterior al día de Todos los Santos para velar a las personas enterradas allí.
Antaño, los vecinos acudían a la cita con el cementerio provistos de una buena cantidad de castañas, que se comían asadas para soportar el frío de la noche, y ese acto que se hacía por necesidad se ha acabado convirtiendo en una actividad que casi forma parte del calendario festival isleño.
De hecho, el Ayuntamiento, a través de las concejalías de Medio Ambiente, Playas y Obras y Servicios, instala en toda la zona un refuerzo de contenedores y grandes papeleras para que recoger los restos de la fiesta sin dañar el paraje en el que se celebra.
La Concejalía de Seguridad Ciudadana mantiene activado un dispositivo especial para todo el puente de ‘Tosantos’, que en colaboración directa con miembros de la Guardia Civil vela por la seguridad de los participantes.
De esta forma, en Isla Cristina una buena parte de sus más de 20.000 habitantes tienen una particular forma de celebrar ‘Tosantos’, que como otras muchas tradiciones comenzó sin una razón clara, y se ha acabado adoptando como una fiesta que ha pasado a manos del pueblo.
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