Con Y griega

La lección de Sevilla

Era una lógica apelación al sentido sagrado de la Política y de nuestras Instituciones democráticas que no es otro que el ser útiles a los ciudadanos

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“Nunca como ahora he recibido tantas felicitaciones” confesaba días atrás, pletórico, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, del PSOE, tras conseguir un acuerdo con Ciudadanos y, en extremis, con el PP, para sacar adelante los Presupuestos del Ayuntamiento y que ascienden este año nada menos que a 966 millones de euros. Satisfecho por el logro alcanzado, respiraba tranquilo después de salvar unas cuentas que posibilitarán una inversión directa que ronda los cien millones de euros junto a otros programas y actuaciones,una oportunidad de progreso que se hubiera desvanecido si se hubiesen quedado en el camino teniendo que recurrir a la prórroga del anterior.Ha prevalecido la defensa de los intereses de la ciudad por encima de los partidistas y personales y eso que se daban todas las condiciones para que las buenas intenciones con las que se afrontó el reto, con un gobierno socialista en minoría, fracasaran. Sin embargo, imperó el sentido común sin renunciar cada uno de los artíficesdel acuerdo a sus postulados esenciales. Eso posibilita que, a día de hoy ,unos y otros defiendan a pecho descubierto su contribución al entendimiento establecido, a rentabilizarlo como consideren, tal es el paso de gigante dado.

Y es que, sin retorcer a la verdad, todos obtienen un provecho político inmediato. Están legitimados para ello. Hubiera sido muy frustrante que por culpa de las disquisiciones a las que nos tienen acostumbrados nuestros representantes políticos, una de las principales urbes de este país como es al capital andaluza se quedara sin los recursos necesarios para optar a una mejora sustancial ahora que comienzan a cambiar las tornas en las haciendas municipales. La medalla correspondiente se la tiene que colgar el propio alcalde que ve así reforzado su papel como un dirigente solvente y con la suficiente capacidad política pero, también, Javier Millán, de Ciudadanos, que desde un primer momento se afanó en colocar sus prioridades en dicho presupuesto a cambio del apoyo de su grupo imprimiendo así su huella en los mismos. Y sale airoso del trance,Beltrán Pérez, portavoz del PP y que se está jugando ser la cabeza de cartel de su partido en las próximas elecciones municipales. Ha sabido moverse hábilmente a lo largo de todo este proceso con el fin de alcanzar lavisibilidad necesaria para aspirar a la alcaldía y, sobre todo, ha entendido el mensaje que le trasladaban los agentes socioeconómicos y otras entidades y colectivos en favor del consenso. Su abstención dio la luzverde definitiva.

Precisamente , desde aquí ,semanas atrás, se apostaba por esa confluencia de intereses, un deseo que podría considerarse como un exceso de ingenuidad y buenismo. No se trataba de eso. Simplemente, era una lógica apelación al sentido sagrado de la Política y de nuestras Instituciones democráticas que no es otro que el ser útiles a los ciudadanos y en eso, Sevilla y su ayuntamiento, nos ha dado una lección a todos.

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