El jardín de Bomarzo

La mala hierba

El tiempo está demostrando que al populismo político le viene mejor hacer oposición y lanzar críticas contra la gestión de quien gobierna

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  • El jardín de Bomarzo. -

El tiempo está demostrando que al populismo político le viene mejor hacer oposición y lanzar críticas contra la gestión de quien gobierna que meterse en el pellejo del gobernante porque ahí la verborrea y el griterío valen de muy poco y la gente, claro está, reclama que se cumpla lo que antes se prometió. Hablar es fácil, cumplir es otra cosa. Como en los toros los naturales desde la grada, se ven nítidos y constantes porque ahí no hay miedo a que te coja, no se oye como respira el bicho, no se dimensiona con exactitud la distancia entre pitones ni su puntiagudo filo de muerte, no se huele a ese pedazo de animal que ansía atropellarte. Es fácil ser Curro Romero en la grada comiendo pipas, gritando o insultando al diestro del ruedo, sentenciando firme y airado lo que se debe hacer y lo que no.

Se escuchan a diario muchas en los últimos años, tanto en la esfera internacional, nacional como en la local. Estupideces. Y es grave por cuanto supone una monumental falta de respeto para el ciudadano votante y receptor, en no pocos casos personas con cierto criterio de análisis para darse cuenta que aquello que se dice es muy tonto, traspasando incluso la línea que determina lo catalogado como soberana gilipollez. Se pueden decir cosas poco creíbles, fantasmadas políticas como las muchas divulgadas en la campaña de Trump o en tantas otras, pero proponer cosas como usar las rotondas públicas para que el pueblo necesitado siembre huertos y así hacer más llevadera la crisis es realmente impactante; o como la concejala de Equo en Puerto Real, que esta misma semana ha propuesto en debate público paliar la suciedad de su pueblo acordando con un cabrero para que éste pasee sus cabras y así se coman la mala hierba que hay en muchas zonas -con suerte se la comen también a ella-. Con tanta mediocridad emergente me resulta urgente inventar algún tipo de detector al estilo de los que pitan a la entrada de determinadas instituciones que alertaran del acceso a la vida pública de este tipo de tontos, que demuestran un nivel soberbio y que para desgracia del ciudadano gestionado están inundando la vida pública. Resulta casi preferible la corrupción o los incumplimientos de campaña de los malos con corbatas caras a los tontos de remate porque lo de éstos no tiene cura posible.

Cuando Ramón Espinar, el de Podemos en Madrid, habla de la especulación posible por la venta de su piso dice que no se trata de eso, todo lo contrario, solo existió "una diferencia de precio entre el de la compra con el de la venta". Y se queda como nuevo porque debe pensar que somos eso, tontos. Es decir, cuando esto mismo lo hacen otros son especuladores corruptos; con la prensa es casi peor, de hecho enseguida hablan de "persecución y acoso" de los poderes oligárquicos y bla, bla, bla, pero cuando usan sus medios, como se ha sabido esta semana en Onda Cádiz con el tal Barcia y que es el jefe de gabinete de Kichi cuando marca la línea de contenidos a los locutores, es "libertad de expresión". Como los medios tradicionales no les valen porque son corruptos vendidos a los grandes poderes económicos, sacan los suyos para airear el populismo del que se nutren. Podemos en Cádiz ha sacado hasta un periódico que se llama El Mentidero, que desde luego aporta poco al desastre económico al que están llevando al ayuntamiento con las improvisaciones constantes a un presupuesto con permanentes propuestas de modificación a pesar de que apenas tiene tres meses de vida -en ese tiempo, ha habido modificaciones por valor de 5.853.545 euros en las cuentas. Es decir, de cada cien euros de presupuesto, cuatro han cambiado de destino en apenas cien días... -. La economía no es su fuerte, el suyo es más bien hacerse la foto enfrentándose a la policía por un desahucio sin medir si a quien se desahucia lo merece, si ocupa la vivienda de manera irregular, si el propietario de la misma tiene necesidades y/o derechos...  O cantar. Al alcalde de Cádiz le gusta tanto cantar que aprovecha cualquier ocasión para arrancarse en público, bien sea a través de una copla carnavalera, versionando a Carlos Cano o, lo último, destrozando a Silvio Rodríguez en apoyo a las primarias de su pareja, Teresa. Todo lo resume con un cante.

El PSOE cometió el error histórico de no darse cuenta desde un principio el peligro que para ellos representaban y les dio aire en no pocos gobiernos locales, como en Cádiz. Les alimentó porque entonces pensaba que su enemigo era el PP y ahora se da cuenta que su enemigo es Podemos, el PP es solo un adversario al que necesita cual vaso comunicante del que nutrirse, al que enfrentarse con un modelo político opuesto. El populismo político quiere quedarse la referencia de la izquierda y lo hace con un discurso mediocre, sonoro pero vacío, y en cuanto cae en el error jamás dimite y señala a la casta, a los poderes económicos, a la oligarquía... A la peste porcina. Es alarmante el nivel general, nada comparable con el otras épocas y a los partidos les cuesta cerrar listas medio decentes porque, sinceramente, para meterse hoy a político hay o que estar muy enganchado o muy desesperado: se gana no mucho -al menos siendo honrado, que son mayoría-, se sufre lo más grande por cuento impera más la habilidad personal para medrar vía oportuno peloteo que las capacidades y, para remate, se es socialmente un individuo en permanente estado de bajo sospecha.

Cifuentes. Flaco favor le ha hecho Cristina al PP de Andalucía asegurando que su política fiscal financia los servicios básicos de Andalucía. Esta no es tonta, lo siguiente, más le valdría soltarse la melena rubia engominada y desparramarse toda una tarde en alguna diversión porque se la nota tensa, debe ser el peinado. Harta mucho el estigma ratero permanente con que determinados gobernantes del norte pintan a esta Andalucía nuestra, que igual un día de estos se arremanga y en vez de taconear sobre tablao empieza a dar patadas. Se pondrían todos muy nerviosos.

El Rey. De toda la semana, lo más notable quizás fue el discurso de inauguración de Legislatura del Rey para un país que ha sumado casi un año sin gobierno y ha sufrido en sus carnes quizás la más controvertida situación política desde la transición. Solo el tiempo dirá las consecuencias del cambio de modelo, cómo se desarrollará una legislatura difícil y ya veremos si duradera o no y en qué medida afectará lo sucedido a formaciones como Podemos y sus corrientes, Ciudadanos o este PSOE roto y muy herido. Cómo de ello se trasladará a gobiernos locales y hasta qué punto Podemos y PSOE entrarán en un enfrentamiento directo para comerse al otro, cómo el PP gestionará su minoría mayoritaria y el relevo que necesita en su secretaría general y, en no mucho, en el liderazgo nacional. Todo ello durante un  tiempo político proclive al crecimiento de la mala hierba, esa que nace de la nada y en nada lo inunda y afea todo y solo cabras sueltas por los pasillos de las instituciones, tal vez, puedan atajarla a dentellada limpia porque tan molesta invasión produce solo desolación.

Bomarzo

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