El jardín de Bomarzo

Y hay un español que quiere

Dicen expertos que crisis como la nuestra duran al menos diez años y acaba de empezar el octavo si damos por bueno su inicio en 2008, lo cual sugiere que los anunciados síntomas de remonte habrían de ser correctos y que lo peor ya debió de pasar

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“... vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza”. Antonio Machado

2015. Dicen expertos que crisis como la nuestra duran al menos diez años y acaba de empezar el octavo si damos por bueno su inicio en 2008, lo cual sugiere que los anunciados síntomas de remonte habrían de ser correctos y que lo peor ya debió de pasar. Han sido años oscuros, de mucho dolor de familias, de gran destrucción de empleo y de clase media y que solo el tiempo dimensionará con exactitud cuando, pasado, volvamos la vista atrás; el futuro será distinto por una simple cuestión evolutiva y porque parece no dispuesto a soportar una España basada en la barra libre y el todo vale. Asunto distinto será cómo sobreponerse a la crisis institucional y volver a creer, a tener fe en las personas que se ocupan de la gestión pública cuando, la verdad, son inapreciables los gestos o sacrificios que en este terreno se han hecho para recuperar el crédito ciudadano y, así, llega 2015, año electoral, año de balances, de campañas, de cambios; en mayo se celebrarán elecciones municipales y de ellas saldrán elegidos los nuevos gobiernos locales, esos que están más cerca de un ciudadano que volcará en esa urna su primer gran enfado y que, fruto de la democrática dispersión de voto, podría provocar situaciones de difícil gobernabilidad, tanto en ayuntamientos como en diputaciones porque a día de hoy las mayorías absolutas van a estar muy difíciles y eso beneficia a nuevas y/o pequeñas formaciones. Más tarde, a final del presente, vendrán elecciones generales en caso de que sean convocadas para noviembre, que es la fecha más probable y hasta la cual oiremos un mensaje constante sobre que la recuperación es una realidad, que manejará el PP, o una mentira, que defenderá el PSOE. Al mismo tiempo, tal vez se celebren elecciones autonómicas para esa fecha en función de lo que opine Susana Díaz, cuya decisión tendrá bastante que ver en cómo salga parado su partido en municipales y, tal vez fruto del resultado, decida qué hacer con ella misma cara a primarias sobre pugnar o no contra Pedro Sánchez –pero sigue avanzando en su idea: este sábado, entrevista en La Sexta...-. Con todo, año intenso, de rendir cuentas para algunos, de acertar o equivocarse tomando decisiones políticas que, según para quién, marcará su futuro personal, de aprovechar las aguas revueltas para pescar donde no había pez, de, en definitiva, explicarle a la gente, esa misma hoy descreída, por qué han de coger una papeleta u otra sin que el bostezo ante la oratoria provoque rotos faciales masivos.

Y otra cosa: PSOE e IU no paran de amagar con darle uno a otro con la puerta en las narices en ese pacto de gobierno andaluz, mezcla de estrategia de desmarque y de causa para justificar anticipo electoral –la sombra de Podéis afecta a ambos...- Lo último, la prohibición a Valderas de visitar los campos saharauis o, al menos, de hacerlo como representante del gobierno andaluz. ¿Qué hará Diego? ¿Obedecer?

Campanadas. Sonoro fue el ridículo de Canal Sur la noche de fin de año con ese doble error en su continuidad metiendo publicidad cuando el personal andaba engullendo uvas, pero siendo como es un fallo inoportuno por el momento no deja de ser algo habitual en televisión que, la mayoría de las veces, pasa inadvertido. Como pasan errores en radio o en prensa escrita a diario. Pedir dimisiones por este hecho en un país donde jamás dimite nadie y por asuntos mucho más graves es, como poco, poco serio, aunque otra cosa sea que el nivel de exigencia sobre un medio público financiado por todos debe ser mayor. Al hilo, sorprende que nadie retome aquella promesa política del PP de eliminar servicios duplicados o triplicados, cerrar sociedades públicas deficitarias o la conveniencia de eliminar medios de comunicación al amparo económico y editorial de instituciones públicas. Ahí siguen, por ejemplo, todas las televisiones locales que cuestan a sus ayuntamientos un auténtico dineral, que no las pueden pagar y que, en esto sí, PP y PSOE parecen estar de acuerdo y por eso ninguno sobre el asunto arrea. Y sobre cómo Casal y Barragán han pedido excusas por la pifia, pues nada, divertido de verdad, pero a mí es que me agota eso del andaluz gracioso que hace chistes de sus meteduras de pata.

Propósitos. Comido casi todo el turrón y, por ello, apretado de cinto, recogido el papel coloreado de los regalos de esos Reyes Magos que llegaron en cabalgatas cada día más cutres, sea dicho, llega la hora de los propósitos: los de enmienda. Que si el tabaco, la dieta, ser mejor persona, no comer demasiados phoskitos, apuntarse al gimnasio e, incluso, ir... Humanos previsibles encerrados en un eterno día de la marmota. Yo, en lo mío, aspiro a no mucho más que a lo ya expuesto, que sea estar atento e inspirado para elegir libre cultivo cada semana y hacerlo con relativo acierto, a disfrutar la exquisitez de las cosas sencillas, a leerme lo que no he podido y a recomendar lo que me guste, a compartir más y mejor con mi andaluz y gaditano entorno y a desterrar el bostezo que provoca el tedio y la rutina y, sobre lo cual, remato con esos proverbios de Machado de 1912 hechos cantares por Serrat: “Y hay un español que quiere... Españolito que vienes, al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Para determinadas cosas, cien años no son nada.

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