El jardín de Bomarzo

A la hora del recreo

No cabe duda de que Ana Mato ha protagonizado el momento cumbre de la semana cuando, asideras agotadas, se ha soltado del gobierno de Rajoy a cuentas de lo del Gürtel

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  • Mato -

La oposición dice que me vaya a mi casa. ¿A cuál? Tengo veinte...”. Silvio Berlusconi.

No cabe duda de que Ana Mato ha protagonizado el momento cumbre de la semana cuando, asideras agotadas, se ha soltado del gobierno de Rajoy a cuentas de lo del Gürtel, que ha vuelto a coger delantera en esa competición semanal que parecen mantener jueces y casos. Lo del Gürtel nos va a acompañar los próximos meses porque de la trama queda mucho por airear, tanto que amenaza con desnudar interioridades de un PP que no esperaba verse así: se lo jugaba todo a la recuperación económica y se le escapa el crédito por la brecha de una corrupción indecente que, por semana, sube. Gürtel no es para tomarlo a broma y sus ramificaciones alcanzan hasta la presunta contratación irregular en el ayuntamiento de Jerez durante Fitur 2004 y cuyo expediente de contratación, según se investiga, se pudo realizar un después de celebrarse el evento ecuestre en la Plaza Mayor, donde Botella toma el café con leche. Metadatos. Más de 40 imputados en la primera fase y los que se pueden añadir durante los próximos meses pueden condicionar, o eso parece, la campaña del PP, que en 2015, como todos los demás, afrontará un año clave por cuanto debe defender territorios en municipios, que además servirán para configurar esas mismas diputaciones donde gobierna de manera mayoritaria, generales en noviembre, donde huele que Rajoy de paso a Sáenz de Santa María ante el protagonismo ascendente que le otorga, y, entiendo, autonómicas en esa misma fecha, porque quizás la presidenta de la Junta, Susana Díaz, medite hacerlas coincidir con generales para, así, enfrentarse mejor a Rajoy o a quien su dedo ponga antes que a Moreno Bonilla, a quien ni mira ni ve ni escucha, y, de paso, hacerlo también a ese Pedro Sánchez que se obstina todo él en disputarle liderazgo a ella, siendo como es madre de dragones.

PP-A. En la campaña de 2012 creyó Javier Arenas que con atacar los Eres tenía suficiente y expertos venidos de Madrid le aconsejaron exponerse lo mínimo, no ir a debates, pasó por ello de Canal Sur, en buena parte aconsejado por esos mismos expertos para los que, divago, Lepe es el inicio de un chiste, Estepa poco más que un dulce o Cabra un animal con pezuña que da leche. Y dijeron que “la cosa estaba hecha”, tanto que, convencidos todos, se repartieron cargos hasta de tercer nivel. Y las encuestas fallaron. A partir de ahí entró el PP en una espiral de autodestrucción por los enfrentamientos entre Cospedal y Arenas para mantener cuotas de poder; la secretaria general se impuso en primer lugar convenciendo al jefe para darle el mando a Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, que nunca quiso el trono y que solo aceptó para transitar por él momentáneamente y cederlo luego a un cercano, José Luis Sanz, alcalde de Tomares y hoy de él muy distanciado, pero en eso Arenas y los suyos se movieron mejor y aprovecharon los errores de bulto de Cospedal para que la ceja de Mariano, el lento, se inclinara por su candidato, Juan Manuel Moreno Bonilla, un joven malagueño curtido a la sombra de Ana Mato y de discurso moderado que venía a representar un cambio de estilo.

Para todos, Juanma. De lo primero que hizo fue separarse de tutelas y dejar claro a todos que él no era el chico de Javier, que nada tenía que ver con él. Ni con Sanz. Ni con Zoido. ¿Ni con Bendodo, De Moya, Torres, Teo, Nieto…? Tras un año al frente del PP-A se ha visto obligado a dinamizar el pausado tránsito con el que llegó de Madrid porque no recupera nada de todo lo que su partido ha perdido desde que Arenas, la noche del 25M de 2012, aireara en aquel balcón junto a Sanz, Montoro, Báñez o Teo una victoria insuficiente con el 40,66 por ciento de los votos, 1.567.207 exactamente, 43.742 papeletas más que las logradas por el PSOE de Griñán -¿dimitirá junto a Chaves como Mato si le imputan…?-.

A modo de ejemplo y para recortar intenciones del andaluz pueblo, el líder del PP-A protagonizará esta semana una de las tres rutas previstas por la provincia de Cádiz, en su caso acompañado por un equipo de Antonio Sanz, presidente provincial, mientras que otro encabezado por Antonio Saldaña, secretario general, hará lo propio con Loles López, número dos del partido, y un tercero se ocupará de Carlos Rojas, portavoz, a manos de Pepe Loaiza, presidente de Diputación. Tal vez sea una estrategia acertada, expertos sabrán, pero me temo que todo eso se lo desmonta una trianera que yo me sé arremangándose, gesto típico de ataque, y con dos frases en tiempo y forma. Al margen, la debilidad de Bonilla la ha dejado de manifiesto Esperanza Oña cuando a estas alturas se ha postulado como clara alternativa, cobijada tras datos nefastos en sondeos intencionados, dejando la alcaldía de Fuengirola para centrarse en el Parlamento y moviendo Roma con Santiago para ser invitada a debates en medios de comunicación, en Canal Sur por ejemplo, donde hacerse notar y, con ello, pisándole cayo a su teórico jefe, a quien buena parte de los suyos señalan porque no termina de romper en nada comestible; es muy medido en todo, dicen, y se pasa media vida hablando de Susana Díaz y, del hecho, sobrenombre interno e irónico que, prudente, guardo. Conste que Susana le mira, pero es que no le ve.

Tal vez el PP termine por aparcar su docilidad, se abra a primarias, replique el designio del dedo divino para discutir el método actual de confeccionar candidaturas y listas y del cual, por ejemplo, pudiera darse que hasta tres diputados actuales de Cádiz no encuentren acomodo por divergencias internas en las listas de las localidades por las que fueron elegidos y eso palpita con contenida intensidad en el gaditano corazón popular. Tres, o cuatro –ya sé, todos a contar caras… (já)-.

Para triunfar en política hay que tener líderes fuertes, carismáticos, que se alejen de la caspa que, una vez seca, deja la gomina y que sean contundentes y recios en sus liderazgos, que se impongan, que sepan atacar cuando la ocasión lo requiera y que perdonen la siesta por muy andaluza que sea porque prima el trabajo constante, la perseverancia; el ciudadano quiere, entiendo, líderes sólidos porque necesita referentes a los que seguir. Y que tengan asesores que sepan que Lepe es un pueblo maravilloso de Huelva, emprendedor y con gente muy trabajadora, que en Estepa las mantequeras dan trabajo a todos y hoy producen una altísima calidad para todo el mundo y en Cabra son egabrenses, no lo otro, aceiteros de calidad de la subbética, vecinos de Priego y Baena.

El patio. Líderes como cuando de pequeño salías al patio del colegio a la hora del recreo. Siempre preferí unirme al grupo de los traviesos casi malvados; resultaba quizás más peligroso pero, de largo, mucho más divertido porque lo suyo era ganar usándolo todo y, al menos yo, nunca comulgué con eso de disfrutar solo participando.

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