Chiclana

'Románticos' en el Teatro Moderno

Excéntrica Producciones llega a Chiclana para el Bicentenario de García Gutiérrez.

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Este miércoles, 3 de julio, se representará en el Teatro Moderno de Chiclana, a partir de las diez y media de la noche, la obra “Románticos”, un nuevo espectáculo del dúo cómico gallego Mofa & Befa, que vuelve acertadamente por la senda del revisionismo literario, después del éxito rotundo que supuso “Shakespeare para Ignorantes”.

Si entonces no quedaba títere con cabeza entre los personajes shakesperianos, ahora han querido ir un paso más allá y cubrir en “Románticos” todas las formas de romanticismo posible. La poesía, la novela y hasta la ópera tienen cabida en un espectáculo alocado, donde las parodias se suceden y nada ni nadie se salva.

El telón se alza con la interpretación de “Por el amor de una mujer”, tras lo cual comienza la consabida conferencia de Quico Cadaval, convertido una vez más en erudito profesor que está dispuesto a ofrecer una masterclass sobre el romanticismo. Para ello, cuenta con la ayuda de los Mofa & Befa, que vuelven a ser unos cómicos de poca monta que deben apoyar el discurso con ejemplos prácticos que, por supuesto, serán delirantes. 

Es difícil resumir estos cien minutos trepidantes, pero baste decir como botón de muestra que, con los mínimos elementos imaginables –tan solo una estructura cónica giratoria- por el escenario desfilan a velocidad de vértigo–recordemos que solo dos actores hacen todos los personajes- entre otros José de Espronceda, Mary Shelley con Frankenstein, Lord Byron, Herman Melville y Edgar Allan Poe presos de la borrachera mientras el primero empieza a concebir Moby Dick, Sherlock Holmes y Watson indagando sobre la veracidad y pertinencia de que una soprano –La Traviata, que, como bien apunta Cadaval no es más que la versión “musical” de su tiempo de La Dama de las Camelias, prueba del éxito de la novela- pueda abordar pasajes de coloratura interpretando a una tísica, los personajes de la Carmen de Bizet y Merimée revisitados, Cyrano de Bergerac con su prótesis de nariz y un largo etcétera, que da lugar a situaciones tan breves como escandalosamente delirantes –y la mayoría de las veces también muy ingeniosas-, ante las que es imposible contener la risa.

Una de las perlas del montaje llega así y todo hacia el final: una extensa parodia de El Holandés Errante, la ópera romántica por antonomasia de Richard Wagner. Con una sábana movida por dos ventiladores a la vista simulando el mar, y bajo la música de la obertura wagneriana, se inicia una larga parodia narrativa que convierte al Holandés en un marinero rockero líder de un grupo de Metal y al diablo en un vendedor de seguros post-mortem.

Lo que se consigue en este sketch llega a unos niveles de delirium tremens que no pueden explicarse por escrito. Obviamente, la carcajada invade el teatro. No es para menos. No pueden estar todos, pero sí que se nota por ejemplo la ausencia de mención a una novela tan fundamental del género como Cumbres Borrascosas, que seguramente podría haber servido para otra parodia memorable.

Quico Cadaval, humorista consagrado que no necesita presentación y que es un portento comunicativo cuando se dedica a estos menesteres, lleva la voz narrativa desde esa cualidad de estupendo monologuista, que le permite decir las cosas más descacharrantes con la naturalidad más insultante; y Evaristo Calvo y Víctor Mosqueira prueban una vez más su facilidad para la comedia, y su versatilidad para cambiar de registro sin titubear en cuestión de segundos. Calvo suele jugar desde la seriedad que lo convierte en un actor cuya sola aparición en escena provoca sonrisa, mientras que Mosqueira vuelve a demostrar que tiene una facilidad pasmosa para hacer comedia desde su propio cuerpo. Piti Sanz se encarga de poner música en directo a este delirio general que parte de risa al público.

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