Cartas a Nacho

Clave

Un inocente subgénero televisivo, el de los “programas recuerdos”, se está convirtiendo en un autentico termómetro de nuestra salud democrática...

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Un inocente subgénero televisivo, el de los “programas recuerdos”, sin que tuviera ese objetivo, se está convirtiendo en un autentico termómetro de nuestra salud democrática. Del nivel de flexibilidad que estamos dispuestos a permitir. Y no hablo de leyes, que también. Sino de hasta el grado de libertad de expresión que podemos llegar a tolerar para que “algo” no nos escandalice.

Un fotomontaje de la cara de un chico de Jaén sobre la imagen de un Cristo publicado en una cuenta privada de una red social le ha supuesto a ese joven una multa de 400 euros. Y eso al admitir la culpa. Si no lo hubiese hecho, la broma le habría costado 1000 euros.

Hace unas semanas una magistrada amenazó con acciones judiciales al portal satírico “El Mundo Today”. Habían publicado un supuesto reportaje televisivo donde se informaba de que “el 90% de las ovejas en España se crían para fines sexuales”. La publicación “aseguraba” que hacerlo, criarlas para fines alimenticios ya no era rentable. La magistrada argumentó en su intención que se ofendía a la dura labor de los pastores. Por el momento ningún pastor se ha quejado y las protagonistas de la broma, las ovejas, tampoco.

Independientemente de la torpeza mediática que suponen este tipo de decisiones, el fotomontaje del chico de Jaén que, en principio, debía tener una audiencia de 40 ó 60 personas, se hizo “viral” y hoy ya lo ha visto medio mundo. Tenemos que empezar a preguntarnos si no nos “estamos pasando de frenada”.

Un simple vistazo a esos programas de televisión que nos recuerdan otros de los años 80 y 90 nos puede ayudar a comprobar hacia dónde vamos, el momento en el que estamos. Una sola empresa televisiva con dos canales, y además pública, programaba en aquellos tiempos entrevistas satíricas con enanos que se asemejaban al presidente del Gobierno de turno; musicales donde un grupo de cantantes femeninas incluían en sus letras estrofas como “quiero ser una zorra” o programas infantiles y juveniles como “La bola de cristal” en el que salían unos personajes, “los electroduendes”, que animaban a votar en contra de la OTAN. Eso por no hablar de la excelente música que ofrecían en ese programa infantil los grupos más punteros del momento.

“El Mundo Today” publicaba hace unos días que la primera palabra de un niño de 14 meses había causado un auténtico escándalo entre distintas asociaciones. “Mamá”, había sido el vocablo. Los denunciantes, todas las personas que no pueden tener hijos. Discriminadas se sentían. Tendríamos que pensar en “La Clave”. 

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