Cartas a Nacho

Piolín

Es enternecedor que este personaje de nuestra infancia vuelva a ponerse de actualidad y aunque nos parezca ajeno a nosotros, no lo es tanto

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Mucho se ha hablado en estos días de Piolín, el famoso canario de la Warner Bros creado por Robert Clampett para la serie de dibujos animados Looney Tunes en 1942.

Clampett se inspiró en una fotografía suya de la infancia para diseñar al personaje. Aunque nunca especificó el origen del nombre, en inglés es conocido por “Tweety” y en el mundo hispano por “Piolín”. En un caso y en el otro, lo más probable es que su denominación se refiera a una derivación de “pío”, la onomatopeya del canto de los pájaros.

Lo cierto es que Piolín se pasó toda su existencia huyendo del pobre gato Silvestre, que en algunas ocasiones fue traducido con acento andaluz y cuyo afán era almorzárselo por puro instinto animal. La suerte del canario, la mala fortuna del gato y la intervención de la abuela y el bulldog Héctor, hicieron esta misión imposible.

Es enternecedor que este personaje de nuestra infancia vuelva a ponerse de actualidad y aunque nos parezca ajeno a nosotros, no lo es tanto. Piolín en realidad vuelve a casa. Más bien y por precisar, el padre de Piolín. No han estado muy afortunados los organizadores del “referéndum” en mofarse de él.

Bob Clampett terminó trabajando para las series Looney Tunes y Merrie Melodies, después que Walt Disney no pudiera contratarlo. Su estudio de animación era aún muy pequeño y no encontró cabida en ellos a pesar de haber diseñado los primeros bocetos de Mickey Mouse.

El estilo de narración y de animación de Clampett fue revolucionario en su época, hablamos de finales de los años 30, y éste fue derivando a dibujos más irreverentes y surrealistas. Los suyos, sus personajes, eran los más esperpénticos de la Warner.

La conexión de Clampett con Cataluña se producirá en 1938. Fuertemente influenciado por las corrientes surrealistas, el dibujante norteamericano utilizará para el fondo de escenarios en su cortometraje “Porky in Wackyland”, objetos, paisajes derretidos y formas abstractas. Robert Clampett era un admirador de Salvador Dalí. Este cortometraje fue seleccionado en el año 2000 por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para ser protegido en el National Flim Registry.

Porky, Silvestre y Piolín son, entre otros personajes animados de la Looney Tunes, hijos de un creador seducido por el surrealismo de la época en general y por Salvador Dalí en particular.

Robert Clampett vuelve a Cataluña y lo hace para coprotagonizar una secuencia de una película con tintes más surrealistas que los guiones de sus cortometrajes. Todo tiene su razón.

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