Cartas a Nacho

Olvido

Europa, cariño, será tu nueva tierra, la que nos dará una nueva oportunidad...

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Primero harás nuevos amigos. Podrás ir al “cole”, donde aprenderás cosas muy interesantes. Materias que te ayudarán a entender el mundo. Vamos a ir a un sitio donde, con los conocimientos que logres, encontrarás un buen trabajo que te permitirá vivir cómodamente. Un lugar donde te sentirás seguro y podrás actuar con total libertad. Una tierra que, si bien sufrió en sus propias carnes la intolerancia y los desastres de la guerra, ahora ya disfruta de lo aprendido y se comprometió a defender los derechos que todos los humanos tenemos.

Ese lugar, hijo mío, que no está tan lejos, existe y es cuna de la cultura y fuente de la civilización occidental. Tradición y modernidad se dan la mano. Europa, cariño, será tu nueva tierra, la que nos dará una nueva oportunidad. No hace falta que te olvides de ésta, que es la tuya de origen, porque los europeos nos respetarán y no nos permitirán que nos deshagamos de nuestras costumbres y al mismo tiempo tendremos que adaptarnos a las suyas para integrarnos.

Sólo tenemos que cruzar el Mediterráneo y en unas horas ya estaremos en ese lugar. Hijo mío,  no te asustes cuando tengas que subir a esa barcaza; sé que parece débil. Lo es, pero recuerda que vamos a navegar por un mar que une a los pueblos. En sus aguas se encuentra disuelta la mítica biblioteca de Alejandría. Por ellas se comunicaron y establecieron contacto todas las grandes civilizaciones. El Mediterráneo no nos puede hacer daño; él nos protegerá.

Papá y yo hemos hablado con unos señores que nos conducirán a nuestro nuevo hogar. Te tienes que portar bien. Seguramente durante unos días tendremos que viajar mucho andando cuando lleguemos y no podrás jugar al fútbol. Pero ya verás cómo nos vienen a recoger y nos llevarán en tren a una ciudad muy bonita. Con un poco de suerte hasta es posible que puedas conocer los estadios donde juegan el Milán, el Bayern de Múnich o el Barça.

Ahora ponte este abrigo que tenemos que partir. Cómete ese bocadillo y no empieces con las lloricas de que no tienes ganas.

A Aylan Kurdi, en el primer aniversario de su muerte. A los 423 niños sirios que han seguido su misma suerte en este último año. A las miles de personas que se encuentran con muro en una tierra que no es capaz de deshacerse de ellos y que sólo ha encontrado progreso y paz cuando los ha derribado. A nosotros, a los europeos, a mí mismo, que desde nuestras cómodas oficinas seguimos debatiendo si son galgos o podencos y consintiendo que también se ahogue nuestra forma de entender el mundo y la vida. n

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