Cartas a Nacho

Renovación

Ayer concluyó una nueva edición de la Feria del Libro de Sevilla. Hoy la organización dará los datos y probablemente se verán superados algunos objetivos marcados...

Publicidad Ai Publicidad Ai Publicidad Ai

Ayer concluyó una nueva edición de la Feria del Libro de Sevilla. Hoy la organización dará los datos y probablemente se verán superados algunos objetivos marcados. Para los resultados de las ventas tendremos que esperar algunos días más, una vez que los libreros hagan el “arqueo” definitivo.

Como parte interesada siempre me he preguntado si a los lectores les hace falta una feria para incentivarles y sobre todo para presentarles las novedades editoriales. No lo creo. Estoy seguro de ello. Los usuarios de las librerías están al corriente de los nuevos títulos publicados y de los dimes y diretes de las editoriales, autores y demás sectores protagonistas de este mundillo.

Entonces, ¿cuál es el motivo por el que cada año se monta una feria del libro? La respuesta tendríamos que buscarla en dos direcciones. Por un lado, a los lectores se les permite la firma y la consiguiente charla con sus escritores favoritos, aunque en Sevilla a diferencia de lo que pasa en Madrid, existe una inicial resistencia por parte del lector a dar el paso y entablar el diálogo. En esta dirección, la feria también tiene su sentido por el “altavoz” que supone en los medios de comunicación y el encuentro de todos los sectores durante unos días. El otro camino tendríamos que buscarlo en los lectores no habituales y en las personas que nunca se han acercado al libro.

La Feria del Libro de Sevilla juega en “primera división”. Es un ejemplo organizativo y los principales autores de nuestro país, la marcan en su agenda como una cita imprescindible. Prueba de ello es el excelente plantel de escritores que este año nos ha visitado. Por razones económicas, mil veces difundidas, el espacio físico se vio reducido hace unos años pero no su calidad. Está consolidada la Plaza Nueva como lugar.

Con estos precedentes, tendríamos que preguntarnos si este modelo no ha tocado fondo. Si, después de todo, no sería conveniente mirar un poco más allá e ir preparando un nuevo modelo de evento. Uno que realzara lo mucho conseguido y que se planteara otros retos.

La Feria del Libro de Sevilla, además de servir de escaparate, altavoz y encuentro de los profesionales tiene que mirar ahora en conseguir que las personas que no se acercan al libro, lo hagan. Una amplia oferta de actividades relacionadas con él (no sólo se publica narrativa y ensayo) desarrollada en varios puntos de la ciudad al mismo tiempo, es una buena manera de recordar aquello de que “todo existe en el mundo para terminar recogido en un libro”. 

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN