El recreativismo tiene este martes una de las citas más importantes de su decana historia. Y no la tiene en el terreno de juego, como a todos nos gustaría. Por desgracia, de lo menos que se habla en este club mal gestionado es de fútbol. La tiene en los despachos. De nuevo, pero esta vez con tintes de última oportunidad. Víctor Hugo Mesa, máximo accionista del club, tratará de salvar la muerte de la entidad albiazul colgándose el cartel de ‘Se vende’ y tratando de convencer a unos inversores mexicanos de que el Recreativo les puede ser rentable si asumen su millonaria y desconocida deuda. Víctor Hugo tratará de expurgar así sus pecados de abandono y exceso de confianza. Tratará de comerse su fracaso empresarial y dejar con vida a una entidad que agoniza por innumerables errores también originados por él. Porque el inversor uruguayo ha visto demasiado tiempo desde el otro lado del Atlántico cómo el club con el que quiso hacerse rico se ha ido desangrando. Ahora llega vendiendo que no se ha enterado de nada, que Pablo Comas le ha ido ocultando información y que se siente muy mal porque está a punto de dar la estocada al Recre. Queda confiar en su capacidad de negociación con esos mexicanos para que se hagan cargo del enfermo, porque si no, más de uno y de tres mil van a maldecir el día en que Gildoy España se hizo cargo de un equipo que ahora mismo sólo puede aspirar a permanecer con vida. Y que así sea.
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