En el momento de hacer una inversión en márketing muchos nos planteamos esta duda: ¿debemos apostar por una estrategia tradicional y confiar en lo que le ha funcionado a otros negocios anteriores al nuestro o bien arriesgar y dedicar parte de nuestro tiempo y esfuerzo (tanto personal como financiero) al márketing más innovador?
La respuesta más simple es utilizar ambas técnicas. Las redes sociales e Internet presentan un sinfín de posibilidades para beneficiar a cualquier negocio. Gracias a formatos más creativos, al alcance de la red y a la opción de segmentar nuestros anuncios y dirigirlos a un determinado target demográfico, el márketing online está ganando terreno a la publicidad exterior, la televisión, la radio y la prensa.
No obstante, este medio se convierte en un arma de doble filo, ya que la viralidad con la que se expanden los contenidos y la falta de control por parte de la empresa, puede provocar un efecto devastador frente a críticas negativas. Por ello, hay que tener claro que las redes sociales no son sólo una plataforma donde dar a conocer nuestros servicios y productos. Hay que considerarlas, al mismo tiempo, un espacio de interacción con nuestro cliente potencial o con clientes insatisfechos capaces de repercutir en la reputación de nuestra marca o empresa.
Existen numerosas empresas que cometen el error de pensar que su página de Facebook y su perfil de Twitter son monopolio de su empresa y el consumidor no puede influirles. No abrir un espacio de comentarios, no permitir que tus seguidores comenten tus publicaciones, ignorar los tweets de los usuarios o no responder a críticas son algunos de los errores que hacen mella en la reputación de una empresa. Si no estás dispuesto a aceptar las reglas de interacción que te brindan las redes sociales, es mejor que no apuestes por ellas para promover tu negocio. Recuerda que una crítica negativa siempre puede ser una crítica constructiva que te permita mejorar aspectos de tus productos o servicios que no habías considerado, pero una crítica mal gestionada es un cliente perdido y puede suponer la pérdida de cuantiosos clientes potenciales.
Por lo tanto, si no estás dispuesto a comprometerte con una posición de diálogo y atención al cliente, es mejor que -aunque uses las redes sociales como un canal de promoción- mantengas tus inversiones en márketing offline. Pese que algunos expertos proclamaron la desaparición del papel, lo cierto es que la impresión de flyers baratos, carteles, pancartas incluso lonas publicitarias, sigue en auge.
Si quieres anunciar tu negocio y ofrecer tus servicios de una forma directa, centrada especialmente en un público determinado, los modelos tradicionales siguen cumpliendo esa función con eficacia. Para pequeños negocios de alcance local, como por ejemplo una barbería o peluquería, un taller o una tienda artesanal, ¿qué mejor manera de que tus vecinos te conozcan que mediante el buzoneo? Limitarás tus esfuerzos a la zona donde se ubican tus clientes potenciales o bien si tu target se encuentra fuera de los usuarios de Internet podrás acercarte a ellos de forma directa.
En resumen, no te coloques frente a la decisión de elegir entre márketing online o offline. Ambas técnicas presentan ventajas que puedes aprovechar para maximizar tus beneficios: todo depende del ámbito de tu negocio, del alcance que busques y del tiempo que puedas invertir en las actividades de márketing.
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