Campo de Gibraltar

La verdad del toreo de David Galván abre la Puerta de la Feria

Al sexto de Núñez de Tarifa, bravo animal, se le dio la vuelta al ruedo n Fue la mejor entrada de la Feria, casi tres cuartos de plaza

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Decía el genial Rafael El Gallo, que “torear es tener un misterio que contar e ir a la plaza y contarlo”. Justamente, fue lo que hizo el torero de San Fernando David Galván, en una tarde muy completa, donde demostró su torería, valor y hambre de triunfo.

La isla de San Fernando ha dado muy buenos toreros, entre ellos dos cañaíllas de oro, el maestro Rafael Ortega y Ruiz Miguel. Galván va camino de ser el tercero. Lo demostró ayer en el ruedo de Las Palomas, entregándose en dos faenas intensas y emocionantes.

Por la mañana, hubo un movimiento de corrales y situaciones tensas entre el presidente y un banderillero de la cuadrilla de Talavante, con un amago de irse y hasta de suspensión del festejo. A las dos de la tarde, aún no habían sorteado. Todo porque el presidente Francisco Ortiz no admitió tres toros de Núñez que no daban el peso reglamentario. 

En definitiva, se lidió un primer toro de Salvador Domecq, noble aunque falto de fuerza y casta; y el resto fueron de la ganadería titular de Núñez, con dos buenos ejemplares que salieron en quinto y sexto lugar, al que se le dio la vuelta al ruedo. Para sobrero, estaban previstos dos de Salvador Domecq.

El primero de Galván lo recibió a puertagayola. Era un toro serio de pitones, y salió de chiquieros como el AVE. Aguantó la embestida y la larga cambiada fue espectacular, siguiendo por verónicas. Esquivel le colocó un buen puyazo. Tafalleras y saltilleras compusieron el guión del quite de David, quien brindó al público. Quieta la planta, inició su faena con escalofriantes muletazos por alto, luego lo llevó de largo, aguantando parones. Al de Núñez le faltaba fuerza y algo de raza. Lo probó por la izquierda ante la negada embestida. Su labor fue un alarde de exquisitos muletazos, que transmitieron al tendido. Abrochó con manoletinas, tirándose a matar a ley, saliendo rebotado. La nevada blanca de pañuelos provocó las dos primeras orejas.

Con el último, refrendó el triunfo total de su tarde. Fue un toro que salió suelto de salida y soso. Los banderilleros algecireños Rafael Limón y Álvaro Núñez sobresalieron en sendos pares. Galván brindó a Pepe de Lucía y abrió la faena con doblones hasta los medios.Citó de largo con la diestra. El animal galopaba y se arrancaba de largo. Dio pausa y respiro. Hubo buen gusto y personalidad en series ligadas con mucha transmisión. Se fue centrando, llegando al alboroto. Remató con poncinas, y se fue a los medios,que no es frecuente, matando al toro de estocada fulminante. Se le dio la vuelta al ruedo al toro y él se encontró feliz. Había estado centrado y responsable.

Ponce ha dado una lección de sabiduría en su lote. El primero no transmitió, pero fue metiéndolo en la muleta, a media altura, componiendo la figura y acompañando la cintura. Le pidieron la oreja tras una estocada y hubo bronca por no concederla. Lo mismo sucedió en su segundo, ante un toro corniveleto cariavacado, corretón de salida, que huia de los capotes. Ponce lo vio claro, trenzando por el lado derecho. Desarrolló una faena haciendo embestir al animal, templando con la diestra, templando y dominando, poniendo él la emoción, que al toro le faltaba.

Talavante gustó más en el primero, al que también pidieron la oreja y no la concedieron. Su toreo da esa sensación de solidez y de figura maciza, fijeza de planta y juego de brazos. Decidido ante un animal que vino a menos.

Con el quinto, un jabonero bravo, que tenía clase, le sirvió por el lado derecho, sacándole circulares y cambios de mano en una faena muy cerca de los pitones. Necesitó tres descabellos y se le fue la oreja.

Ficha técnica:
Plaza de toros de Algeciras. Cinco toros de Núñez de Tarifa, bien presentados, manejables y el sexto premiado con la vuelta al ruedo.  Uno de Salvador Domecq (1º) con poca fuerza.
Enrique Ponce, ovación tras petición y vuelta tras fuerte petición.
Alejandro Talavante, ovación tras petición y palmas.
David Galván, dos orejas y dos orejas y rabo. Dos tercios de entrada.

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