Un siglo de la vuelta a las calles de Algeciras

Diversos documentos sitúan en 1915 el regreso de las procesiones de Semana Santa a las calles algecireñas

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  • Santo Entierro, en los 50 -

Es difícil bucear en los orígenes de una tradición tan ancestral como la Semana Santa. Más aún en una zona como el Campo de Gibraltar, cuyas poblaciones han sido azotadas siglos atrás por conflictos bélicos. Sin embargo, diversos documentos apuntan a que el comienzo del a fiesta tal y como se conoce en la actualidad se puede datar en 1915, por lo que este año se cumple el centenario de la misma.

El periodista y escritor algecireño Juan Pérez Arriete, en su pregón de Semana Santa de 1953, afirmaba: “No hubo procesiones, que yo recuerde ni en los finales del siglo pasado ni en los comienzos de éste que corremos. Allá por 1915 se iniciaron las primeras con cierta timidez. No existían cofradías sino grupo de jóvenes que con el aliento del párroco D. Cayetano Guerra se aventuraban a salir. Después irían tomando carta de afianzamiento”. No es el caso de las hermandades y cofradías, de las que hay constancia desde el siglo XVIII, vinculadas a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, que fue inaugurada en 1736.

La propia cofradía del Nazareno de Algeciras apunta entre las curiosidades que refleja en la historia de la misma en su web lo siguiente: “Corría el año 1915 cuando, según datos obtenidos de programa de Semana Santa de 1921, un Nazareno - que llegó a ir a acompañado por la Santa mujer Verónica- salía a las calles desde la parroquia de La Palma la tarde-noche del Jueves Santo, hasta la parte baja de Algeciras. Esta imagen, hoy titulada Señor de Perdón -al culto en el Asilo San José gracias a la gestión de la tertulia cofrade La Levantá- continuaría en las calles hasta el año 1937, después de la restauración a que fue sometida tras su parcial destrucción en los lamentables sucesos anticlericales ocurridos en 1931”. La década de los años 30, con esos actos anticlericales y la Guerra Civil truncaron el desarrollo de la fiesta, que en 1937 retomó la actividad.

La crónica más antigua recogida por el periódico El Campo de Gibraltar es de 1916. La publicación se opuso en su origen a la celebración de procesiones. De hecho, las primeras crónicas ironizan con las mismas, a las que considera “signos de suntuosidad y vanidad”. En cualquier caso, durante los primeros años las referencias apuntan a que el Santo Entierro desfiló el Viernes Santo por las calles de Algeciras como única procesión. En pocos años se sumaron algunas más. En 1918 hay constancia de tres procesiones, y en 1921 ya se habían elevado a cuatro.

El origen, en 1344
El que fuera cronista oficial de Algeciras Cristóbal Delgado, colaboró en el libro Algeciras y su pasión editado por esta casa en el año 2000 con un artículo que situaba el origen de la Semana Santa algecireña en el año 1344. Así, Delgado relata que el rey Alfonso XI “acababa de conquistar para la cristiandad la anhelada ciudad de Algeciras. Han sido veinte meses de doloroso sitio hasta conseguir, tras innumerables penalidades, que la Cruz de Cristo ondeara en la torre más alta del alcázar musulmán. Fue aquel día el 28 de marzo de 1344, Domingo de Ramos”.

Y prosigue: “Pocas horas antes, el monarca, gozoso por el triunfo obtenido, había mandado a sus cortesanos y soldados que cambiaran sus armas por palmas y ramos de olivo como correspondía a la conmemoración religiosa de aquel día; y él mismo, seguido del clero, nobles y soldados, encabezó lo que había de ser la primera procesión de las Palmas de Algeciras, llegando en aquella mañana luminosa hasta la Villa Vieja, donde estaba la mezquita que construyera Ben Jalid y que tanto habían admirado los musulmanes algecireños. Una vez ante el imponente edificio ordenó el rey a su obispo, don Gil de Albornoz, que consagrara aquel templo a Santa María de la Palma en recuerdo de este día glorioso. Así se hizo y desde aquel momento nuestra ciudad quedó bajo el patronazgo de esta hermosa advocación de Nuestra Señora”.

“Dos meses después, el papa Clemente VI mandó que aquella mezquita consagrada fuese convertida en catedral y que a ella se trasladase al clero de la de Cádiz”.

“Veinticinco años después , nuevos dolorosos episodios vieron caer otra vez los muros de la Algeciras cristiana”, narra el cronista.

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