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‘The imitation game’: El héroe maldito

El personaje central de esta historia trágicamente real, Alan Mathison Turing, "un matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo y filósofo británico”

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Hay varios dramatis personae en los que centrarnos antes de entrar en materia crítica con esta película, otra biopic precedida de muchos reconocimientos previos y que está también en todas las quinielas de los Oscar. Como, para empezar, Andrew Hodge, un londinense de la cosecha del 49, matemático, escritor, pionero del movimiento de liberación gay de los años 70 y autor del libro, en el que se basa ‘The imitation game’ – y cuyo guión ha adaptado Graham Moore – llamado ‘Alan Turing: The Enigma’. Datos de Wikipedia.

Como, para continuar,  Morten Tyldum, noruego de la cosecha del 67, residente en Estados Unidos y realizador de cuatro películas, con la que nos ocupa. Ha llevado al cine a uno de los caballeros oscuros – autor de novela negra- favorito de quien esto suscribe y compatriota suyo, Jo Nesbo. Datos de Wikipedia.

Y luego está, claro, el personaje central de esta historia trágicamente real, el citado Alan Mathison Turing quien, como lo define también Wikipedia, “fue un matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo y filósofo británico” Nacido en 1912, su dramática muerte tuvo lugar en 1954, 41 años después.

Una vida que el director muestra, en toda su complejidad, mezclando varios tiempos cronológicos. Desde su difícil infancia en un internado sufriendo acoso por ser diferente, pero contando con la amistad incondicional de un condiscípulo afín trágicamente truncada, hasta su trabajo para la inteligencia militar británica durante la Segunda Guerra Mundial y su descenso a los infiernos, por imperativo ‘legal’ posterior, a causa de su homosexualidad.

Y lo hace contando con una puesta en escena muy cuidada. Con una excelente factura y una reconstrucción de la época, incluso en su pátina de las escenas bélicas y civiles, muy convincentes. Con una hermosa fotografía de Oscar Faura y una sensible banda sonora de Alexandre Desplat. Una producción impecable la de esta cinta británica, con capital estadounidense y una vocación comercial y  mayoritaria que, desde el punto de vista de quien esto suscribe, no está en absoluto reñida con su calidad e interés. Todo lo contrario.

Porque nos acerca a un hombre excepcional y un gran desconocido. Porque nos describe a un genio, cuya brillante inteligencia se unía a un carácter difícil y nulas habilidades sociales. Porque revela a un héroe nada épico, sino vulnerable, neurótico y no siempre empático. Porque nos lo sitúa en perspectiva socio-histórica desde su niñez hasta su inicuo fin. Porque retrata un entorno, el del espionaje gubernamental, con humor, lucidez e ironía.

Porque tiene ritmo, densidad e intensidad. Porque es potente y emotiva. Porque contrasta las vivencias de la guerra en los campos de batalla y en una sala donde cuatro hombres y una mujer apuestan lo mejor de sí mismos descifrando enigmas. Porque describe un personaje femenino, solvente, capaz, afirmativo y atípico fuera de los clichés sexistas al uso. Porque todos los personajes están muy cuidados, así como los matices y el desarrollo de sus relaciones mutuas.

Porque le imprime suspense a la gestación y funcionamiento de la máquina, una máquina que descifraría los códigos secretos nazis y sería el precedente de las actuales computadoras. Porque resulta un feroz alegato contra la homofobia y la discriminación sexual. Porque da cuenta del maltrato brutal e infame  dado a un hombre excepcional, a un genio que contribuyó decisivamente a la victoria aliada y a la salvación de millones de vidas. Porque registra que, para vergüenza de toda una nación, Su Graciosa Majestad no le concedió el indulto hasta hace solo un año…

Porque tiene a un reparto en estado de gracia. Así, Keira Knightley, Matthew Goode, Mark Strong, Charles Dance y un largo etcétera. Porque, sobre tod@s ell@s, cuenta con un excelso Benedict Cumberbacht, que debería recoger un Oscar el próximo mes de febrero. ¿Para qué seguir…?  Magnética, poderosa y carismática, es un acto de justicia y Memoria Histórica que, bajo ningún concepto, deberían perderse.

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