Alrededor de las 18.30 horas de ayer daba inicio la manifestación que desde la Subdelegación del Gobierno en Cádiz con destino a la Delegación de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía en Cádiz en la plaza Mina convocada por el Sindicato de Estudiantes, CCOO, Ustea, UGT, AECP, CGT y secundada por una numerosa Marea Verde llegada desde San Fernando, en contra de las políticas de recortes en la educación y contra la Lomce.
La marcha, que supuso el epílogo a 72 horas de protestas de la comunidad educativa, transcurrió con normalidad de principio a fin y congregó a más de un millar de personas ligadas al mundo educativo. Jóvenes estudiantes y curtidos sindicalistas compartían espacio, pancartas y lemas con profesores, pedagogos o administrativos maltratados todos ellos por unas políticas de recortes orquestadas desde el Gobierno Central, con el ministro Wert al frente, y no limitadas y sí aplicadas por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Así las cosas, la cabecera de la manifestación partía enarbolando una verde pancarta con la leyenda “Educación pública de tod@s y para tod@s” con la rúbrica, como no podía ser menos, de la Marea Verde. A ésta le seguían otras muchas pancartas con distintos lemas siempre con los recortes, Wert y la Lomce en el punto de mira.
De los lemas coreados huelga decir que Gobierno central, Junta, banqueros , PP y PSOE, no salían bien parados. La guinda a estos tres días pasados de paro en la Educación fue la marcha de protesta de ayer por las principales vías de la capital, siempre con el espíritu y las gargantas prestas a pedir el fin de los recortes en la Educación pública, una Educación pública digna y gratuita desde la escuela infantil hasta la Universidad y el fin de la escuela privada concertada, entre otras cosas. La retirada inmediata de “la contrarreforma franquista de la educación (Lomce)” es otra de las exigencias de los manifestantes, quienes no han cejado de solicitar más recursos para la Educación Pública, la reducción del número de alumnos por aula y la eliminación de reválidas y de clases de religión.
Como colofón, gritos a favor de la readmisión de profesores y demás personal despedido, el deseo de becas dignas y un “no rotundo” a la privatización del Bachillerato y la Formación Profesional.
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