Naomi Galiano, una joven de 22 años y residente en Barcelona, se halla estos días en Algeciras, en plena calle, a la espera de que pueda recuperar a su perra, Pirata. La joven regresó de un viaje a Marruecos y al llegar a la Aduana del puerto de Algeciras, comprobaron que no disponía del un test de sangre que, entre otras exigencias legales, es necesario para el acceso de animales a la Unión Europea.
Según narra la protagonista de este suceso, la Guardia Civil le explicó que había tres opciones, que pasaban por sacrificar al animal y regresar a Marruecos hasta lograr ese test, ambas descartadas por la dueña. Optó por la vía más humanitaria, mantenerla en una perrera, en este caso la ubicada en El Rinconcillo, hasta que le realicen el test.
Este trámite se le pasó por alto a la veterinaria a la que suele acudir en Barcelona, que preparó todo lo necesario para el viaje. Sin embargo, la Ley responsabiliza al dueño del animal, si bien la veterinaria se ha comprometido a pagar la estancia de la perra en la perrera algecireña.
Ayer le realizaron la extracción de sangre y los resultados tardarán “de doce a quince días”. Durante ese tiempo, su intención es permanecer en Algeciras, pese a no tener dónde quedarse. “La primera noche dormí en la Estación Marítima”, explica, “aunque hay gente que me ayuda”. Además, dice que “he pedido trabajar en la perrera como voluntaria, sin cobrar, pero me han dicho que no”.
Así seguirá hasta recuperar a su perra, una mezcla de dogo con mastín, blanca y de apenas cuatro meses. “No me pienso ir sin mi perra; es como mi hija. Me da igual estar en la calle hasta que termine todo esto”.
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