Las villas más marineras de Cantabria

Estos son atractivos turísticos muy interesantes para acercarse a las villas pescadoras de Cantabria a vivir de cerca el centenario ritual de la pesca y las labores de los pescadores

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  • CANTABRIA -

Los puertos pesqueros de Cantabria se preparan estos días para recibir sus ansiada anchoa que comienza en este mes de abril a arribar a los puertos cántabros. Las lonjas se llenan de pescado y es fácil ver la llegada de los barcos con decenas de gaviotas sobrevolándolos, las subastas de la lonja o las rederas en sus labores.

   Estos son atractivos turísticos muy interesantes para acercarse a las villas pescadoras de Cantabria a vivir de cerca el centenario ritual de la pesca y las labores de los pescadores, según la Oficina de Turismo del Gobierno de Cantabria.

   Entre las villas pescadoras más orientales de Cantabria se encuentra la maninera Castro Urdiales, rodeada de bellos paisajes costeros, tanto de acantilados como playas de fina arena.

   La población de la villa vivió tradicionalmente vinculada a la pesca y a las industrias conserveras, aunque esta actividad se realiza en menor medida en la actualidad, sigue manteniendo intacto ese ambiente de villa marinera, con un casco antiguo repleto de tabernas con sus barras jalonadas de cientos de pinchos y raciones.

   Desde la Alta Edad Media, Castro Urdiales se ha mantenido como una gran villa comercial, cuya actividad se desarrollaba en torno al puerto, de donde partían y llegaban barcos de Flandes, Inglaterra y norte de Europa.

   Sin embargo, a lo largo de su historia la pesca ha sido el gran recurso de Castro Urdiales, y no sólo la pesca de litoral, sino también se organizaban largas expediciones hasta aguas muy lejanas. Destaca entre la actividad pesquera medieval, la caza de ballenas, de hecho, todavía en la localidad hay un lugar llamado punta de la ballena, que era desde donde se avistaban estos grandes mamíferos que poblaban el Cantábrico.

   Castro Urdiales cuenta asimismo con un importante patrimonio arquitectónico, tanto civil como religioso. Del último destaca la Iglesia de Santa María, el edificio religioso más típicamente gótico de Cantabria, ya que sigue al pie de la letra todas las características constructivas del gótico clásico.

   Se trata de un templo de grandes dimensiones, esbeltos y de un gótico muy uniforme porque se levanta íntegramente en el siglo XIII y prácticamente no tiene añadidos. En su interior se conservan magníficas tallas del siglo XIII al siglo XVII y una gran colección de obras de orfebrería del último gótico. Entre las pinturas que alberga destaca un cuadro de Cristo crucificado en Zurbarán.

PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO.

   Dentro del patrimonio arquitectónico civil destaca la puebla vieja, que se ha mantenido en gran parte intacta. Como edificios de carácter defensivos destaca el antiguo castillo convertido en faro. Situado junto a la iglesia de Santa María se considera antigua fortaleza de los templarios.

   El castillo de Santa Ana sostiene la linterna que se iluminó por primera vez en 1853. Los muchos años en que lleva esta linterna funcionando como faro, han conformado una imagen tradicional del pueblo con la dársena del puerto, la iglesia gótica de Santa María y el faro sobre el castillo, que forma ya parte del acervo cultural de esta villa.

   También destaca el edificio que alberga a su ayuntamiento, una casona de la Edad Moderna. Asimismo, cuenta con un gran conjunto de edificios modernistas de finales del XIX y principios del XX. Entre otros destacan las casas de Los Chelines, de Isidra del Cerro y de la Comandancia del arquitecto Achúcarro; y la Residencia de los Heros, el mercado de abastos, la Plaza de Toros o el Palacio de Ocharán de Elado Laredo.  Dentro del casco urbano están las playas de Ostende, El Matadero y Brazomar.

   En el casco antiguo de la localidad y dentro de sus calles típicas, abundan las tabernas, bares, mesones y restaurantes. En todos ellos se puede degustar la gastronomía típica de la zona.

LAREDO, VILLA MEDIEVAL Y MARINERA.

   Siguiendo la moderna autovía del Cantábrico, una vía rápida que, en muchos de sus tramos, ofrece unas vistas espectaculares de la costa y acantilados del oriente de Cantabria, se llega a Laredo, una de las localidades más turísticas del norte de España.

   Entre sus atractivos están su conservado casco antiguo, su gran arenal urbano, la playa de La Salvé, una intensa actividad cultural durante el verano, un gran ambiente nocturno y una importante oferta hostelera. La villa se extiende por tres zonas: la Puebla Vieja y el Arrabal, la zona del Ensanche y la prolongación del Ensanche hasta el Puntal.

   La Puebla Vieja y el Arrabal, éste último edificado con posterioridad, fue declarado conjunto histórico-artístico en 1970. Se trata del núcleo primitivo de la villa, cuya historia se fija en la época medieval. En esta zona aún se conservan restos de sus antiguas murallas. Es aquí donde se encuentra la iglesia gótica de Santa María de la Asunción.

   Laredo fue uno de los principales puertos comerciales de la Edad Media y la Puebla Vieja aún conserva su arcaico ambiente, formando una trama de calles paralelas y perpendiculares entre fachadas de los siglos XVI-XVIII.

   En El Ensanche se encuentra la zona comercial, administrativa y de servicios de la villa y, por último, entre la plaza de Carlos V y el Puntal se encuentra la zona residencial de Laredo. Fundamentalmente se organiza en tres largas avenidas paralelas flanqueadas por las dos playas laredanas. En esta zona se encuentra el Club Náutico, uno de los centros más dinámicos en la organización de regatas náuticas de Cantabria.

SANTOÑA Y SUS MARISMAS.

   Frente a Laredo, y separada por una pequeña bahía está Santoña, villa marinera ubicada a los pies del imponente monte Buciero. El peñón calizo tapizado de encinas custodia la entrada a una hermosa bahía que recibe el agua de las rías de Limpias y Rada y de numerosos canales como Escalante y Argoños.

   En estos terrenos se localiza uno de los humedales mejor conservados de la costa cantábrica, incluido en el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, que se extiende por más de 4.300 hectáreas. y es refugio de miles de aves.

   Santoña surgió en torno a Santa María de Puerto, poderoso monasterio que llegó a controlar buena parte de las instituciones religiosas de la zona, del cual ha sobrevivido su hermosa iglesia, un tesoro que liga elementos románicos, tardogóticos y clasicistas. Declarado Monumento Nacional de Interés Histórico-Artístico.

   Destaca la pila bautismal románica de una sola pieza, sus capiteles decorados y la puerta sur. El crucero es una de las mejores obras del gótico en Cantabria. Así mismo, son importantes sus retablos (uno de ellos en policromía), la talla gótica de la Virgen y el órgano neumático del coro.

    En la actualidad, Santoña es uno de los principales puertos pesqueros de la cornisa cantábrica y su industria de transformación de productos de la mar es una de las más importantes y prestigiosas de España.

   Desde el punto de vista patrimonial, atesora notables ejemplos de arquitectura civil, como la casa de Maeda, conocida popularmente como casa del Marqués de Chiloeches; la casa del capitán Antonio Ortiz del Hoyo; el palacio y el instituto mandados edificar por el Marqués de Manzanedo, así como uno de los conjuntos de infraestructuras militares más singulares de la costa cantábrica, con estructuras levantadas entre los siglos XVIII y XIX, de las cuales destacan los fuertes de San Martín y San Carlos.

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