Campillejos

La sivdad de los olivos

“En el viejo Palasio ke avia sido sede del negro Tribunal del Santo Ofisio, renasia la vida … endjuntos a la poezia de ke briyava embasho del sol...

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“En el viejo Palasio ke avia sido sede del negro Tribunal del Santo Ofisio, renasia la vida … endjuntos a la poezia de ke briyava embasho del sol amostrando la ermozura el triunfo de la vida por endriva de la dolor i la inkomprension...”.

Este texto en idioma judeoespañol (popularmente conocido como sefardí), fue escrito por la poetisa, investigadora y directora de la Emisión Sefarad, en Radio Nacional de España, Matilde Gini de Barnatán que, junto a su hija, Rajel Barnatán, destacada defensora también de la cultura judeoespañola, visitaron Jaén el pasado día 2 de junio en el marco de la Noche en Blanco, con el patrocinio de la Fundación Caja Rural. Ambas realizaron un hermoso recital poético en judeoespañol, la lengua que se llevaron los judíos expulsados de España y que, en su diáspora, fue creciendo y desarrollándose con incorporaciones de las lenguas que se fueron encontrando en su camino. Justamente el monumento que existe en la Plaza de los Huérfanos, la “Menorá de la Diáspora”, es un homenaje a esos judíos, como reza en su placa bronceada, en castellano y judeoespañol: “Las huellas de quienes anduvieron juntos nunca podrán borrarse. En homenaje a las familias españolas en la Diáspora Sefardí” - “Las trasas de ken andaron endjuntos nunka podrán ser abaldadas. En omenaje a las famiyas espanyolas en el Galut Sefaradí”.

El texto que encabeza este Campillejo fue escrito hace muchos años cuando, en una visita a Jaén, Matilde Gini recitó una poesía en el Claustro del Convento de Santo Domingo, actual sede del Archivo Histórico Provincial. Ahora, aproximadamente catorce años después, volvieron a recitar en un solar que es considerado como uno de los posibles espacios que ocupó el Tribunal de la Inquisición de Jaén, uno de los más antiguos creados en el territorio nacional (el tercero, para ser más exactos), lo que ya denotaba en aquellos tiempos la importancia de la comunidad judeoconversa y, por ende, la posible cantidad de criptojudíos (judaizantes en secreto), que podía albergar el Reino de Jaén.

Actos como este recital en un espacio tan simbólico, son pequeños guiños a la tolerancia y el entendimiento, tras siglos de contrariedades. Son eventos que sirven para establecer conexiones entre pueblos hermanos y con orígenes comunes en muchas de sus expresiones culturales e incluso, en gran medida, en su identidad como colectividad oriunda de un mismo territorio. España, poco a poco, y en especial un grupo de ciudades entre las que se encuentra Jaén, ha sabido ir recuperando parte de una identidad histórica ocultada y denostada durante siglos, la judía, en pro de una mayor grandeza humana y cultural de sus habitantes. Transcribo, para finalizar, unas bellas palabras de Matilde Gini, escritas con motivo de su visita a nuestra ciudad hace más de una década. Y las comparto con todos ustedes desde la admiración y respeto que tengo y merece la labor impagable que han desarrollado estas dos mujeres sefardíes,  madre e hija, durante más de tres décadas, en defensa del legado judeoespañol:

“Ansi, avagar avagar, las sivdades de Espanya asumen la eksperiensia de amostrar el rigor de la historia kon su lus i su solombra , para melizinar las viejas feridas en akseptando un grande dezafio i kompromizo, ke es de agradeser… I ansi, kon igual gayardia de los roshos klaveles ke mos ofresieron en este pazeo, las djentes de Jaen konosen agora un poko mas de la memoria de los sefaradim, de una lingua ermana ke resono en las kalejas kon poezia tan serka al sentimiento”.

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