Campillejos

De espaldas al monte

La ciudad de Jaén goza de un entorno privilegiado al sur de su casco urbano. Con casi 197 hectáreas, el Parque Periurbano “Santa Catalina” se expande...

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La ciudad de Jaén goza de un entorno privilegiado al sur de su casco urbano. Con casi 197 hectáreas, el Parque Periurbano “Santa Catalina” se expande por los montes de Santa Catalina, El Neveral, La Imora y el Almendral. La declaración de Parque Periurbano se  publicó en el año 2005 y, desde entonces, esa zona goza está catalogada como un espacio medioambientalmente protegido.  Gran parte de ese área es, además, Conjunto Histórico de la Ciudad de Jaén pues, el cerro de Santa Catalina, está incluido en dicho Bien de Interés Cultural. No obstante aún queda un elevado porcentaje de población que desconoce que los bellos pinares del Monte de Santa Catalina, en los que la naturaleza y el patrimonio arqueológico y arquitectónico se entremezclan en imágenes realmente sugerentes y con grandes dosis de romanticismo, tiene esa doble catalogación patrimonial, tanto a nivel cultural como medioambiental. Es más que patente que una enorme falta de sensibilidad, sobradas dosis de desgana,  falta de compromiso político e institucional y, por supuesto, una preocupante ignorancia e ineficacia a todos los niveles, entre otras cuestiones, han abocado a gran parte de nuestro conjunto histórico a una situación agónica y propia de una catástrofe.
No obstante es importante destacar justamente que gran parte del monte de Santa Catalina sigue conservando importantes valores históricos, conserva un paisaje cultural de primera magnitud y restos arqueológicos y monumentales singulares que, hacen que varias hectáreas de nuestro conjunto histórico estén, en cierto modo, “vírgenes” como potencial para el turismo cultural y para la conciencia y autoestima colectiva de esta capital del Santo Reino. Entre los bellos pinares se vislumbran los restos de una alcazaba y de un camino medieval de subida al alcázar, mientras ocultos permanecen los restos arqueológicos de un palacio islámico o de la que fuera conocida hace siglos como Auringis. Las murallas de Jaén, imponentes en algunos tramos de la ladera norte, o los restos arqueológicos, no excavados aún, del que fuera conocido como Castillo de Abrehui, entre otros. Una serie de espacios tan valiosos como sugerentes que esperan la atención de la ciudad que permanece adormilada a sus pies. Y son espacios conocidos y defendidos por profesionales como, por ejemplo y entre otros, el profesor Juan Carlos Castillo Armenteros. Es cierto que una parte está puesta en valor: el Castillo de Santa Catalina, la Cruz y el Parador Nacional pero, una grandísima parte permanece olvidada e, incluso, en proceso de deterioro. En muchos viajes escuché expresiones del tipo de que “tal o cual ciudad había vivido mucho tiempo de espaldas al mar” o “de espaldas al río”. Y de repente descubrieron que la integración con esos espacios les daban un valor añadido. Pues Jaén también ha vivido y vive, en gran medida,  “de espaldas al monte”. ¿No daremos cuenta aquí también?

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