Campillejos

Jaén bombardeado

Ya el año pasado dediqué un Campillejo a recordar el “Bombardeo de Jaén”, acaecido el 1 de Abril de 1937, y desde la Asociación IUVENTA se han venido...

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Ya el año pasado dediqué un Campillejo a recordar el “Bombardeo de Jaén”, acaecido el 1 de Abril de 1937, y desde la Asociación IUVENTA se han venido desarrollando actos conmemorativos cada aniversario, desde hace varios años, con el objetivo de difundir el conocimiento de este triste suceso histórico y concienciar sobre la importancia de recordar también lo negativo de la historia.

Este fatídico suceso ha sido muy bien documentado, y además con importante difusión (se puede encontrar en internet), en la publicación “Bombardeo de Jaén”, obra de Juan Cuevas Mata y editado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén, además de por autores como Luís Miguel Sánchez Tostado o Santiago Jaén Milla, entre otros.

5150 kilogramos de trilita, un potente explosivo, habrían de cambiar la percepción de los habitantes de Jaén desde ese momento en torno a la guerra, la vida y la muerte. 68 bombas dejaron su sello en la urbe.

Eran las 17:20 horas de un jueves cualquiera. Una tarde más en aquella ciudad de retaguardia. Las calles de nuestra ciudad llenas de niños y niñas, pues no había colegio esa tarde, salvo en los privados. Murieron 285 personas en una semana, entre las muertes consecuencia directa del bombardeo y los fusilados en represalia por el mismo. Muerte y más muerte. La muerte trajo más muerte. En el bombardeo fueron muchos niños los fallecidos, demasiados. La vergüenza de una humanidad que no avanza. Contaban los mayores que parte del cuero cabelludo y las trenzas de una niña permanecieron muchos días pegados a una fachada de la calle Mesones. Anécdotas como ésta hacen que se estremezca el alma de los que ansiamos la paz y el bien de la colectividad.

La memoria, por tanto, es del todo necesaria y, se agradece que este año, diferentes colectivos e instituciones se sumen a los actos en recuerdo de esta desgraciado episodio de la historia local. Además este 2017 coinciden dos efemérides importantes.

De una parte el 75 aniversario del fallecimiento del poeta Miguel Hernández, que residía en Jaén en el momento del bombardeo. Miguel Hernández no estaba en Jaén esa tarde pero su esposa, Josefina Manresa, nos dejó este testimonio:

En Jaén presencié un bombardeo que me impresionó mucho. [...] Los familiares a los que cogió fuera lloraban desesperados en los escombros. Recuerdo a un niño, de unos diez años, muriendo entre una puerta y la pared [...] Todo el tiempo que duró el bombardeo lo pasamos en un patio que había allí muy amplio [se refiere al patio del Hospicio de Hombres, en Santo Domingo], y yo hacía lo que veía hacer a los demás. Me ponía las manos en la cabeza [...] (“El Bombardeo de Jaén”, de Juan Cuevas Mata).

De otra parte conmemoramos el 80 Aniversario del Bombardeo de Jaén (1937-2017). Ocho décadas de uno de los episodios más horribles de nuestra historia local. Ojalá que el olvido no ocupe el espacio que corresponde a la memoria. Ojalá que no se repita jamás. Ojalá que sepamos sentir y transmitir las sensaciones de horror que encierra la lectura de algunos testimonios y datos estremecedores.

“Tristes guerras si no es amor la empresa. Tristes, tristes. Tristes armas si no son las palabras. Tristes, tristes. Tristes hombres si no mueren de amores. Tristes, tristes. (Miguel Hernández).

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