Campillejos

Patrimonio de todos

El pasado 3 de noviembre, en el marco de las Jornadas Europeas de Patrimonio, organizadas por la Junta de Andalucía, se desarrolló una mesa redonda bajo...

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El pasado 3 de noviembre, en el marco de las Jornadas Europeas de Patrimonio, organizadas por la Junta de Andalucía, se desarrolló una mesa redonda bajo el título de “Patrimonio y Ciudad”, en el Museo de Jaén. Aprovecho para felicitar a Carmen Guerrero Villalba, Francisco Jiménez Rabasco y resto de colaboradores por el atractivo programa conseguido. La mesa, que contó con la presencia de representantes de diferentes colectivos que colaboran en la defensa y promoción del patrimonio, sirvió para conocer sobre su acción cotidiana y para reflexionar en torno a ese patrimonio y ciudad, o “patrimonio de todos y todas”, que es realmente el lema de esta anualidad para las jornadas. Creo que casi todos estamos de acuerdo en que para que el patrimonio histórico, cultural, natural, etc.,  sea realmente un patrimonio de todos, no basta con una legislación que permita su acreditación como tal y lo proteja. En primer lugar porque en la mente de la colectividad muchas veces no está claro qué es exactamente patrimonio. Fíjense que la Real Academia Española de la Lengua dice que “patrimonio histórico” es “el conjunto de bienes de una nación acumulado a lo largo de los siglos que, por su significado artístico, arqueológico, etc., son objeto de protección especial por la legislación”. Con esta peligrosa definición, quedaría fuera del “patrimonio histórico” todo aquello que no tenga especial protección por la legislación. Creo que la RAE no hace más que reflejar lo que está en la mente de muchas personas: “Lo que no está catalogado, no tiene valor para su conservación”. En segundo lugar porque la legislación, en su desarrollo y aplicación, no necesariamente cataloga o protege todo el patrimonio. Existen espacios, elementos, tradiciones… que aún no estando catalogadas y, por tanto, protegidas de forma oficial, siguen siendo, a pesar de ello, un evidente exponente del patrimonio, ya sea monumental, etnológico, medioambiental, etc. Por tanto, el valor como patrimonio no lo da una catalogación oficial, sino una serie de valores intrínsecos al bien y, a mi humilde entender, el fundamental reconocimiento de esos valores por parte de la ciudadanía, especialmente la más cercana al bien en cuestión. Las catalogaciones son indudablemente necesarias, pero no basta con ello. Cuando una colectividad desconoce los valores de determinados elementos es evidente que ese bien peligra por mucha catalogación que tenga. Y sin entrar en detalles, Jaén es botón de muestra de varios casos sangrantes por su evidencia. Lo que trato de expresar es de la necesidad de generar una conciencia colectiva sobre los valores que albergan esos bienes patrimoniales. El patrimonio que está en la conciencia de todos/as es el que mayor seguridad tiene para ser preservado. Es algo genérico, pero que en Jaén adopta una dimensión particular en base al desconocimiento que aún existe entre gran parte de la ciudadanía en torno a nuestros bienes patrimoniales y ante la desesperante parsimonia gubernamental por potenciar su conocimiento y puesta en valor.

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