Andalucía

El PSOE entierra su pasado con IU

Los socialistas han rechazado en sólo una semana dos proyectos de ley que, paradojas, eran idénticos a los que pactó con la coalición y a los que llegó a dar el visto bueno el Consejo de Gobierno en la anterior legislatura

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  • Díaz y Valderas, en 2014 -

Fueron de la mano durante casi tres años y compartieron sillones del Consejo de Gobierno hasta hace apenas diez meses, pero el PSOE parece decidido a enterrar cualquier recuerdo de aquel pacto que suscribió con Izquierda Unida en el ahora lejano abril de 2012. El Acuerdo por Andalucía, como fue bautizado entonces, nació de la necesidad de José Antonio Griñán de encontrar un aliado con el que desbaratar la victoria histórica aunque insuficiente del PP de Javier Arenas, al que sin mayoría absoluta se le escurrió entre los dedos la posibilidad de hacer ondear por primera vez la bandera azul en San Telmo. El experimento de aquel abrazo de izquierdas acabaría saltando por los aires el pasado enero.

Al margen del estruendo final con el que se despidió la legislatura, la traslación del pacto al terreno legislativo arrojó resultados dispares. En el punto 11 de aquellos 74 folios que pusieron negro sobre blanco el consenso alcanzado entre las dos formaciones figuraban como objetivos hasta 32 iniciativas  -entre nuevas leyes, modificaciones o creaciones de grupos de trabajo- que afectaban a todas las parcelas, desde la economía al cambio climático, del mundo audiovisual al fraude fiscal, del voluntariado o la investigación. Al final sólo dos verían la luz como leyes: las de Transexualidad y la de Transparencia. El resto, con la llamada a las urnas, quedó en distinta fase de tramitación.

En sólo una semana el PSOE ha tirado de amnesia política y ha relegado al olvido dos anteproyectos que sí llegó a consensuar con IU y que, por tanto, se supone que también hizo suyos. Tanto, que recibieron el visto bueno del Consejo de Gobierno, pero ahora opta por enmendarlos con distintas argumentaciones. Cierto que el Ejecutivo dio luz verde hace un mes, por ejemplo, a la Ley de Memoria Democrática en prácticamente todos los términos en los que la redactó con la coalición que ahora dirige Antonio Maíllo, en incluso la consejera Rosa Aguilar llegó a reconocerlo en su presentación, pero en otros casos la posición de la Junta, por uno u otro motivo, ha virado.

El último episodio de ese golpe de timón se produjo el martes. El Consejo de Gobierno mostró su criterio contrario a la toma en consideración de la proposición de ley de IU sobre participación ciudadana, un proyecto inspirado por la coalición que pretende dar voz a la sociedad en cuestiones de calado más allá de su representación a través de los partidos políticos. La iniciativa nació en la anterior legislatura, pero la Junta no ve ahora con buenos ojos los términos en que fue alumbrada, los mismos en los que IU pretende que se apruebe. El Ejecutivo autonómico dice compartir la esencia del texto -no podía ser de otra forma porque llegó a darle sus bendiciones- pero con su negativa adelanta que tal cual quedaría tumbada cuando se debata en el Parlamento, de ahí que se intuyan cambios.

Argumentos

El argumento es que la Junta moldea ya su propio articulado, pero con la salvedad de que debe adaptarse a una resolución de febrero del Tribunal Constitucional que advirtió, a raíz de la deriva secesionista catalana, de que había que poner coto a ese tipo de propuestas porque podrían confundirse con el temido referéndum de la independencia. El PSOE no quiere oír hablar de controversias -en nacionalismo catalán ya llegó a exhibir el proyecto andaluz como aval de su consulta- pero IU la pretende mantener con puntos y comas.

El otro anteproyecto que también aprobó en su día el Consejo de Gobierno y del que ahora se baja en marcha, al menos en los términos en los que fue redactado con IU, es el de la Entidad de Crédito Andaluza. Conocido popularmente como la banca pública, era también un compromiso pactado en su día con IU para, entre otros objetivos, facilitar financiación a las empresas. El PSOE se amparó la semana pasada en las reticencias del Banco de España para tumbar en el Parlamento la proposición de ley de quien fuera su socio, que sólo halló el respaldo de Podemos.

La "derechización" del viejo aliado

Lo afirmaba Antonio Maíllo en una entrevista concedida a Viva en septiembre y lo reiteró el mismo martes: a su entender la Junta vive “más cómoda” ahora sin IU de su lado porque ha optado por “derechizar” sus políticas, quizás para contentar a la nueva muleta en la que apoya su mayoría insuficiente, Ciudadanos. Frente a esa “deriva reaccionaria” que intuye, la coalición continuará promoviendo iniciativas calcadas a las consensuadas en su día con el PSOE. Eso, asume, obliga a los socialistas a airear sus contradicciones...

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