Los trabajadores de Comes se sienten inseguros en el desempeño de su trabajo, y sobre todo, aquellos que tienen que bregar con los jóvenes que no saben beber y pierden el pudor cuando suben a este servicio público con dos copas demás.
No es la primera vez que la plantilla denuncia públicamente esta situación, ya que, como el propio comité de empresa ha señalado en innumerables ocasiones, los trabajadores no sólo tienen que soportar las continuas faltas de respeto de estas personas, sino que además se ven desprotegidos cuando salen a carretera con estos individuos a bordo y con la recaudación del día bajo su responsabilidad.
Según los trabajadores cada vez es más habitual terminar las primeras rutas del fin de semana con desperfectos en los autobuses a modo de cristales y asientos rotos. Los hay hasta que fuman en el interior del vehículo haciendo caso omiso a las advertencias del chófer y a las normas, hacieno gala además del más mínimo respeto por los compañeros de viaje.
El fin de semana pasado un conductor tuvo que parar el autobús a la altura del Bar Lucero, cuando emprendía su primera ruta del día, porque varios jóvenes ebrios se dedicó a vaciar un extintor con el vehículo en marcha, provocando una nube de espuma que dificultaba la conducción. Tras dar aviso a la Policía Nacional, ésta se personó llevándose a tres personas detenidas.
En septiembre del año pasado, el Consorcio Metropolitano de Transportes accedió a costear seguridad privada a primeras horas de la mañana de los sábados, domingos y días festivos en las estaciones de autobuses del área metropolitana para evitar actos incívicos. No obstante, esta medida no satisfizo al comité de empresa, ya que consideraban que hacían falta otra serie de actuaciones para mayor seguridad de los viajeros y conductores, como la instalación de cámaras de seguridad, mamparas y otras herramientas con las que poner fin a este tipo de incidentes.
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